Muchas veces en la historia se engrandecen a personas que destacan por lo bueno o por lo malo e ignoran a otros que en cierta medida pasan más o menos desapercibidos. Las excentricidades de la emperatriz Elizabeth de Austria-Hungria, tachada de loca, anoréxica, bulímica y otras difamaciones provenientes de lenguas viperinas, ha dejado de lado la historia de Rodolfo, su hijo, e incluso a eclipsado a su esposo, el emperador del conglomerado Imperio Austro-Húngaro.
No por ello quiero decir que Rodolfo haya sido ignorado por los historiadores, dispulpen mi ignoracia respecto a la bibliografía sobre Rodolfo, pero sin duda alguna su historia ocupa una décima parte de las páginas que ha acaparado su madre, cuya vida causa tanta expectación como la vida y muerte de su hijo.
Desde su nacimiento en agosto de 1858, Rodolfo estuvo marcado por su destino. A unas horas de haber visto la luz, se le concedió el grado de coronel de un regimiento que desde ese momento llevaba su nombre. Algo totalmente inusual en la corte vienesa ya que lo normal era concederle el grado durante la pubertad. A los seis años fue apartado de su hermana Gisela, a quien apreciaba muchísimo, pue su padre, el Emperador, consideraba que había que endurecerlo y convertirlo en un buen soldado (el ejército era apreciado por el Emperador que siempre vestía de uniforme) y le puso un preceptor, Leopoldo de Grondecourt. Elizabeth, a quien le secuetraban-literalmente- a sus hijos nada mas nacer, vio todas las estratagemas de su marido, quien contaba con el apoyo de su madre la todapoderosa archiduquesa Sofía, y a pesar de que le desagradaban decidió no intervenir, pues se había rendido en la lucha de recuperar a sus hijos.
Grondecourt sometía al niño a verdaderos torturas con el fin de endurecer su cuerpo y su mente. Ente las muchas de las atrocidades está la de encerrarlo en un recinto del parque Leinz, completamente solo y anunciándole que habían soltado allí un jabalío o bien lo despertaba a bases de disparos al aire y si el niño lloraba lo sometía a duchas frías. El niño pronto comenzó a perder pesos y a tener ataques de histerias. Gracias al "chivatazo" dado por el Coronel Latour, ayudante de Grondecourt, Elizabeth se enteró de las atrocidades cometidas contra su hijo y amenazó al emperador con echar al preceptor o perderla a ella. El emperador que no se tomaba a broma las amenzas de su esposa, pues bien sabía que podía cumpliras, echó al preceptor. Desde ese momento Elizabeth se ocupó de la educación de su hijo contratando preceptores poco ortodoxos que enriquecieron la mente del heredero, que aunque no pudo ir a la universidad recibió el título de Doctor Honoris causa por la Universidad de Viena.
Las ideas que el joven heredero iba adquiriendo poco tenían que ver con su futuro. Sus ideas eran liberales y anticlericales, digno hijo de su madre. Y su formación liberal pronto tuvieron como consecuencia una intensa actividad político-literaria que comenzó en 1878. De forma anónima escribió un pasquín titulado La nobleza austríaca y su misión constitucional y varios artículos en Neues Wiener Tablett, un periódico vienes de tendencias democráticas.
En 1880 se comprometió con la princesa Estefanía de Bélgica y aunque de cara al público se mostraban felices, en absoluto lo eran. Rodolfo era un hombre mujeriego, pues su atractivo le posibilitaba tener cualquier mujer, su cuñada lo describía así: más que guapo, era fascinante. De talla media y bien proporcionado, de constitución muy robusta aunque parecía frágil. Su pureza de raza era evidente[...]En su rostro se reflejaba sentimentalidad. Sus ojos tenían el iris pardo y brillante, reluciente en los momentos de excitación, cuando parecían cambiar de forma.
La crisis matrimonial se agravó en 1886, cuando Rodolfo contrae una enfermedad venérea, seguramente gonorrea, y se la transmite a sus esposa, con quien ya no podría tener mas hijos y se hacía imposible tener un sucesor, lo que nunca le perdonó su esposa. Los continuos dolores de su enferdad le llevaron a consumir morfina y cocaína, anestesiantes de la época, y anque conocía los riesgos del tratemiento empezó a consumirlos con tal regularidad que solía inyectarse a escondidas de su familia. Todo ello unido a un espíritu débil, marcado por una infancia tortuosa, viviendo en una sociedad que no le comprendía y con una madre ausente el 80% del tiempo, le llevaron a ideas suicidad, ideas que compartió con su amante Mizzi Caspar. A ella le propuso suicidarse juntos, proposición que fue denegada.
En 1888 conoce a Mary Vetsera, al parecer ella estaba locamente enamorada de Rodolfo. Fue Maria Wallersee la que los presenté y concertaba sus citas, con intenciones no muy buenas, pues como se supo posteriormente lo hacía por dinero. Mary y Rodolfo no hacía no 15 días que se conocían cuando cuando se empezó a planear el doble suicido, que todo parece indicar que fuera una estratagema de Rodolfo para que ella lo acompañara hasta la muerte, pues él seguía manteniendo relaciones con Mizzi Caspar. En cualquier caso, el doble suicido está rodeado de un halo de misterio. Dicho suicidio tuvo lugar la noche del 29 al 30 de enero de 1889. Parece ser que el archiduque disparó primero a Mary y luego, con ayuda de un espejo se disparó contra sí mismo. Fueron descubiertos por su criado Loschek. El cúmulo de silencios y versiones confusas dieron lugar a toda clase de leyendas que ha dado lugar a libros y películas, algunas de esas versiones son:
Que se suicidó junto a su amante porque su conspiración política contra su padre había fracasado. De hecho, César Vidal en Libertad Digital , dice que Rodolfo llegó a un acuerdo con los Húngaros para dar un golpe de estado y que el 28 de enero tuvo una compadecencia con su padre de la que nada se sabe.
Que se suicidó "por amor" ya que no podía divorciarse de su esposa, a la que detestaba y que no podía darle hijos varones, y casarse con su amante húngara. Incluso había pedido al Papa que anulase su matrimonio para casarse con la baronesa Vetsera, lo que evidentemente le fue denegado.
Que no se suicidó sino que fue asesinado por los propios servicios secretos austríacos, ya que sus ideas habrían hecho peligrar el Imperio en caso de suceder a su padre o porque ya había conspirado con los nacionalistas húngaros el proclamarse rey de una Hungría independiente. Esta teoría acusa a Francisco José I de mandar asesinar a su hijo.
La última emperatriz de Austria, Zita, dijo antes de morir que Rodolfo había sido víctima de un complot organizado por los servicios secretos franceses, obligados a silenciarle tras arrepentirse el heredero de haber llegado a un acuerdo con ellos para traicionar a su padre y ocupar su trono con el fin de aislar a Alemania.
Otras versiones sostienen que se trata de un simple caso de amor y celos, un crimen organizado por la mujer de Rodolfo tras la decisión de éste de repudiarla para casarse con María Vetsera.
En cualquier caso, hoy la muerte de Rodolfo sigue siendo un misterio, pues la tesis del suicidio no se sostiene por el hecho de que su funeral se realizó con los rituales católico, rituales prohibidos para los suicidas, y por el hecho de que Rodolfo se hallaba tapado hasta el cuello, cosa inusual. Ni siquiera en las cartas dejada a su hermana, María Valera, donde hablaba del fin del imperio, y a su madre, aclaran nada, pues de la primera apenas se sabe nada y la dejada a su madre fue quemada por expreso deseo de ella tras su muerte, solo se sabe que decía no ser digno de su padre y que por temor al más allá se llevo a Mary Vetsera con él y que sin ella quizás no se habría atrevido.
FUENTE:
Caso, Ángeles: Elizabeth de Austría-Hungria. Biografía Definitiva de la Emperatriz, Editorial Planeta, Barcelona, 2005.
Genial entrada! Muy interesante!
ResponderEliminarLa de cosas que hay en la historia que no se saben...
Sagres