Estudiar el mundo de los monstruos me permite acceder a una serie de anécdotas que me parecerían del todo increíbles si no fueran porque están recogidos en libros y memorias que permiten darle credibilidad. Fernando Bouza explica en Locos, enanos y hombres de placer, que la gordura no estaba para nada bien vista en la corte castellana y que el miedo a la gordura hacía que algunos cortesanos hicieran dietas de las más absurdas y cometieran verdaderas estupideces. Uno de estos cortesanos era Don Luis de Zapata quien es sus Misceláneas muestra el total desprecio que sentía por los gordos:
"Todos los extremos son viciosos; mas el más temeroso y abominable es el de la gordura: es grandísima fealdad que a la más hermosa mujer afea, y al más gentil varón le desfigura. Los gordos se hacen terrero de graciosos y fisgantes, y son moldes de dichos, de motes y de apodaduras; imposibilitanse para andar en sus pies, y no hay caballo que los sufra ni lleve, y han menester un ingenio para los poner á caballo y descenderlos..."
Don Luis de Zapata continúa su monólogo poniendo a los gordos de punta en blanco, poniéndolos prácticamente como inútiles que no servían para nada más que para comer. Obviamente, después de soltar todos estos improperios no podía permitirse el lujo de engordar ni un gramo, así que el mismo se autoimpuso una dieta, y es la que sigue:
"No cené en más de diez años, sino comía al día una sola vez, nunca bebí antes ni después vino, con lo que se engorda mucho, no comí en grandísimo tiempo cocido, anduve algún tiempo vendado el cuerpo, dormí algunas noches con grebas (un tipo de armadura para las piernas) para enflaquecer las piernas, vestía y calzaba tan justos, que era menester descoserme las calzas a la noche para quitármelas y cuando había sarao y danzar con las damas a la noche en palacio, porque la cama enflaquece las piernas, me acaeció muchas veces para las llevar delgadas, estarme en la cama todo el día, con lo que al fin salió, gracias a Dios, con mi intento, ni yo llegara hoy a sesenta y seis años con salud, si la templanza no fuera en mi ayuda y remedio"
El testimonio de Don Luis prueba que eso de la metrosexualidad no es algo del siglo XXI sino que es algo que ya se venía practicando ya desde hace muchos siglos...
Como nota curiosa cabe decir que los reyes no tendrían muy en cuenta ese detalle, al menos por lo que se puede ver por el retrato de Enrique VIII o por María Manuela de Portugal, primera esposa de Felipe II, la cual, al parecer, estaba bastante metidita en carnes.
de que época estamos hablando?!
ResponderEliminarSiglo XVI Carlos, piorque el libro es de finales del XVI
ResponderEliminarPor eso yo me estoy comprando una armadura.... pero me da que no va a resultar. Prefiero ser como Enrique VIII y coleccionar kilos y esposas
ResponderEliminarJajaja una entrada muy divertida e interesante.
ResponderEliminarGracias Marina! Me alegro que te haya parecido divertida...
ResponderEliminarCon los manjares que les presentaban en la mesa, a los monarcas, era difícil que no se dejaran secudir por esas exquisiteces. Una cosa es lo que estimaban oportuno en la época, es decir, la teoría, y otra la realidad.
ResponderEliminarUn saludo de otra "protohistoriadora", y ¡muy buen blog!