18 de julio de 2011

Trabajando por la Memoria.


Ayer tuve el placer de asistir a uno de esos actos donde unos cuántos, de manera simbólica, se reunían para recordar, para impedir que los actos del pasado queden en el olvido con el objetivo de evitar que se repitan tanto en un futuro próximo como lejano. La Asociación de Memoria Histórica organizaba, un 17 de Julio de 2011, un acto conmemorativo donde se recordaba a aquéllos que nos dejaron, o mejor dicho, fueron forzados a dejarnos. Y lo recordaban en una ceremonia simple y emotiva en el Cementerio Viejo de Chiclana, lugar donde muchos chiclaneros perdieron la vida de manera cruel únicamente por defender lo que creían justo, por defender la libertad y la democracia en una España que se iba derrumbando poco a poco al paso de extremistas que únicamente buscaban causas terror, tal y como comentaban en el acto.



Y así, de esa manera simple, se recitaron poesías que recordaba la pérdida de la vida humana y la lucha por matener la memoria, se cantaron canciones dedicadas a familiares y a la libertad, se pronunciaron palabras emotivas de familiares que aún seguían buscando.
Y, por último, se nombró uno a uno a todos aquellos que perdieron la vida de manera injusta, siendo lo más triste del acto el hecho de que a ninguno de ellos se les ha encontrado. Sus cuerpos yacen en un lugar desconocido, y las familias carecen del lujo de poder darle sepulturas. Su nombres no aparecen en registro oficiales, son "desaparecidos" de cuerpo pero recodados cada día por sus familias que luchan por encontrarles. Y es en ese momento cuando reflexiono y me sorprendo, aún más si cabe, cómo es posible que aún haya gente que justifique tal tipo de actuaciones pasadas....

A continuación os dejo unas fotos del acto....




Fotos y nombres de todos aquellos que fueron asesinados cuyos cuerpos aún no fueron encontrados.
Lectura de todos los nombres de aquellos que fueron asesinados, tal y como se recuerda no tuvieron juicios, ni abogados ni sentencias y sus cuerpos siguen sin aparecer.
El presidente de la Asociación de Memoria Histórica nos dedicaba unas palabras sobre la razón de estar ahí cada año recordando a las víctimas y, sobre todo, la lucha porque se siga recordando en las próximas generaciones.

17 de julio de 2011

Cortesanas y eruditas en Venecia (III)


Si hay una cortesana verdaderamente conocida esa fue Verónica Franco. Nació en Venecia en 1546, posiblemente hija de otra cortesana quien le enseñó a usar sus recursos naturales y la capacidad para lograr un matrimonio económicamente beneficioso. Siendo muy joven se caso con un médico rico pero pronto se separó e inició una carrera que la llevó a ser la más famosa de las "cortigiane onesta", es decir, una cortesana intelectual amiga y colega de los mejores escritores y pintores, retratada nada más y nada menos que por Tintoretto, quien fue tal vez uno de sus amantes. Llegó a ser tan famosa que, durante una visita de Enrique III de Francia, los dirigentes de la Serenísima República la eligieron a ella para que el monarca pasase una noche en su compañía: hermosa, refinada y culta, Franco era en efecto la mejor "compagnessa" para entretener a todo un rey. Asimismo aparece en Il Catalogo di tutte le principale et piu honorate Cortigiane di Venezia.
Como literata, inició su actividad ejerciendo de editora en algunas antologías de poemas. En 1575 publicó su propia colección de Rimas, y en 1580, una selección de su correspondencia bajo el título de Lettere familiari a diversi. Franco, que era una mujer fuerte, inteligente, muy bien preparada y, desde luego, atrevida, estuvo en el centro de diversas polémicas y a menudo fue atacada con virulencia. Uno de sus enemigos fue el patricio Maffeo Vernier, a quien ella rechazó. Humillado, Vernier le dedicó ciertos ofensivos que hizo publicar y ciruclar por toda Venecia: Veronica, ver unica puttana. Pero Veronica no dejó de plantar cara a sus perseguidores y supo defenderse a través de sus propios poemas, defendiendo a la vez a todas las mujeres: "¡Pobre sexo de tan mala fortuna,/ siempre en peligro pues siempre está/ sometido y carente de libertad!".
En 1575, durante la epidemia de peste que asoló a la ciudad, Verónica Franco se vio obligada a salir de Venecia y la pérdida de gran parte de su riqueza. A su regreso en 1577 fue acusada de practicar la brujería por la Santa Inquisión así como de permitir que en su casa se jugasen fuertes sumas de dinero, descuidar los sacramentos, comer carne en días prohibidos y hasta pactar con el demonio para lograr que ciertos hombres se enamorasen de ella, acusaciones extensas y variadas que respondían a los prototipos de denuncias ante el Santo Oficio. Pero si el poder de la Inquisición era grande, el de Verónica lo era aún más ya que logró demostrar que todo respondía a un complot en su contra.
En el momento de la causa con la Inquisición, la escritora tenía treinta y un años, edad suficiente en la época para que deterioro físico empezase a abalanzarse sobre ella. Ese mismo año, aquella cortesana que tanto presumía de su condición, aconsejó a una amiga que no empujara a su hija a ejercer la prostitución, ni siquiera la de alto nivel. Tal vez la cercanía de la vejez había cambiado su manera de ver las cosas. A la vejez reflexionó sobre la verdadera situación de las protitutas, amadas en la juventud, repudiadas a la vejez y luchó porque el gobierno de la Serenísima Repúbica fundara una casa de retiro donde pudieran recogerse aquellas mujeres que por voluntad o por necesidad abandonaran el oficio.
Los últimos años de Verónica Franco permanecen sumidos en la oscuridad. Tan sólo sabemos qye murió en 1591, a los cuarenta y cuatro años, cuando el tiempo del humanismo y de las "cortigiane oneste" llegaba a su finm y una ola de fervor religioso contrarreformista inundaba a los países católicos y encerrando a los mujeres aún con más intensidad.
La vida de Verónica fue recogida por Margaretn Rosenthal en "La cortesana honesta" y en 1998 se estrenó "Dangerous Beauty" ("Más fuerte que su destino") protagonizada por Catherine McCormack y Rufus Sewel que cuenta la vida de Verónica basándose en el libro de Rosenthal. Yo la ví hace algunos años y la recomiendo, sobre todo, porque refleja muy bien ese mundo cortesano a la que algunas mujeres se veían forzadas a pertenecer.
Fuente: Ángeles Caso, "Las olvidadas. Una historia de mujeres creadoras".

16 de julio de 2011

Cortesanas y eruditas en Venecia (II)


Otra mujer perseguida a lo largo del tiempo por la fama de cortesana, a pesar de que no haya ninguna prueba al respecto, es la espléndida poeta Gaspara Stampa. Gaspara nació en Padua en 1523 en una familia noble oriunda de Milán. Después de la muerte de su padre, Gaspara Stampa se trasladó a Venecia con su madre, su hermano y su hermana Cassandra que fue cantante profesional.Suficientemente educada en literatura y música, por cuenta de su fuerte personalidad, Gaspara vivió diversas experiencias amorosas libres, que influenciaron profundamente su vida y su producción poética. Ella misma expresaba en su poesía ese carácter libre y ese afán por sentir amor: "¿Qué puedo hacer, si el arder me es fatal,/ si voluntariamente acepto ir/ de un fuego a otro, y de uno a otro mal?". A pesar de todo, nada hace confirmar que recibiese dinero o regalos a cambio de su entrega.
Su poesía, poderosa, original y llena de sensualidad, está casi toda ella dedicada a uno de los hombres a los que amó, el conde Collaltino di Collalto, al placer y la felicidad que su presencia le proporcionaban, pero también al malestar que le causaban sus frecuentes ausencias y desdenes. La relación solo duró tres años y terminó con el abandono de la poetisa quien experimentó una profunda crisis religiosas. Sus Rimas fueron publicadas con gran éxito póstumo en 1554, algunos meses después de su muerte, ocurrida cuando tenía tan sólo treinta y un años.

Contemporánea a Gaspara Stampa fue Tullia D'Argona, aunque de ella sí que hay datos que confirman que era una cortesana aunque no lo reconociese en sus escritos. Tullia nació en Roma en 1510, era hija de una famosa cortesana, Giulia Ferraresa -era muy común el hecho de que las madres transmitieran a sus hijas el oficio de cortesana-. Nunca se supo quien fue su padre aunque se sospecha que pudo haber sido el Cardenal Luigi D'Argona ya que él se encargó de su educación.
Tullia entró en el mundo de la prostitución a los 18 años y destacó por su capacidad para entretener y por su conocimiento perspicaz para la moda. En 1531 se enamoró de Filippo Strozzi, un banquero florentino famoso por haber conquistado a otra famosa cortesana: Camilla Pisana. Tullia atrapó a Filippo de tal manera que él llegó a compartir con ella secretos de estado. Otro amante fue Emilio Orsini quien fundó una Sociedad de Caballero para proteger el honor de Tullia.
A la edad de treinta años, Tullia se trasladó a Venecia y a pesar de la competividad ella llegó a destacar y llegó a enamorar al poeta Bernardo Tasso. Posteriormente vivió en Ferrara y Siena de donde huyó por disturbios civiles. Fue cuando se marchó a Florencia donde llegó a ser asistente en la corte de Cosme I de Médici, Gran Duque de Toscana. Y fue en Florencia donde compuso su famosa obra "Diálogo sobre la infinitud del amor" en el cual, con cierta divertida contradicción respecto a su propia vida, defendía ardientemente la superioridad del amor como un sentimiento invasor de la vida frente al amor puramente físico. Muchas de sus composiciones fueron respuestas a otros poemas que le habían sido dedicados por algunos de los literatos más prestigiosos de su tiempo, lo cual pone de relieve su importancia y el respeto que fue capaz de ganarse. Sus versos a menudo hablan de un amor doliente y arrebatador.
A pesar de su fama como cortesana y como poeta, Tullia D'Argona murió a los treinta y seis años pobre y olvidada, un triste destino que fue muy a menudo el de las prostitutas, incluso las más refinadas: el deterioro físico de la edad terminaba por convertirlas demasiadas veces en mujeres abandonadas por todos aquellos que, durante años, las habían deseado y admirado y habían gozado con ellas.

15 de julio de 2011

Cortesanas y eruditas en Venecia (I)



Para nadie es desconocido el hecho de que a lo largo de muchos siglos, las mujeres han sido sometidas a una absoluta ignorancia. Los hombres, temerosos de que las mujeres adquirieran conocimiento, se esforzaron durante milenos porque las mujeres no accediera ni a una educación básica. La mujer tenía una única función "útil": proporcionar hijos. Sin embargo, como todo en la historia -por suerte-, hubo numerosas excepciones y nuestras páginas están llenas de mujeres que destacaron por su erudición y por "salirse de lo normal". Entre ellas nos encontramos a un grupo de mujeres llamadas cortesanas, una especie de prostitutas de lujo, que en Venecia alcanzaron mucho éxito, no sólo como amantes sino también como mujeres eruditas que participaban en los círculos intelectuales de su época.
Estas cortesanas, en su mayoría poetisas, formaban parte de un grupo peculiar de mujeres de libres y de intensa y original creación lírica. Fue en el siglo XVI cuando surgieron por toda Italia estas "cortigiane oneste". Poseían un gran poder de seducción basado en sus ricas personalidades, formaban parte de los círculos sociales de muchos de los hombres más importantes de la época, nobles, artistas, literatos, pensadores, entre los que a menudo eran significativamente llamada "compagnesse", compañeras, pues ellas acompañaban a aquellos hombres en numerosos aspectos de sus vidas que ellos no hubieran podido compartir con las virtuosas, aburridas e incultas esposas.
Entre ese grupo de mujeres nos encontramos con Barbara Strozzi o Barbara Valle. Nació en Venecia en 1617 y era hija adoptiva o natural -no se sabe con exactitud- del poeta Guilio Strozzi. Estaba muy dotada para la música y fue autora de piezas vocales de altísimo nivel. A pesar de su don, Barbara se negó siempre a parecer ante el público. Cuando comenzó su carrera, a los quince años, los hizo en su propia casa, ante los miembros de la Academia degli Unisoni que había fundado su padre. La presencia de la joven entre semejantes hombres, hizo correr en seguida venenosos sumores sobre su vida sexual. Pronto se le aplicó el calificativo de cortesana. Strozzi, muy afectada por los rumores, respondió a los insultos renunciando a una posible vida pública, negándose a compadecer en ningún escenario y limitándose a dar a conocer su importante obra musical a través de la imprenta.

13 de julio de 2011

Eloísa de Paráclito y Pedro Abelardo, un amor apasionado.

Son muchas las historias de amor apasionado y prohibido que encontramos tanto en la historia como en la literatura. Si nos ponemos a pensar tenemos a Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, Los amantes de Teruel, e incluso, podríamos citar a Kennedy y Marilyn Monroe o el Príncipe Carlos y Camila Parker. Y no se sabe porqué pero estos amores prohibidos y apasionados son los que más suelen gustar.
Andaba leyendo un libro de Ángeles Caso, "Las olvidadas. Una historia de mujeres creadoras", cuando me topé con una historia de amor que me entristeció muchísimo pero que a la vez me encantó y decidí plasmarlo en mi blog. Es la historia de Eloísa de Paráclito y Pedro Abelardo. Según Ángeles Caso "La historia de la pasión de Eloísa y Pedro Abelardo ha sobrevivido durante novecientos añños como un ejemplo de la intensidad y la valentía del amor de una mujer enfrentada a los estereotipos culturales de una época". Eloísa nació en 1102 y era sobria de un canónigo de la catedral de Nôtre-Dame de París, Fulgencio. Este tío suyo se ocupó de su educación y le proporcionó unos conocimientos que raramente poseía una mujer del siglo XII, así, Eloísa sabía latín, griego y hebrero. A los dieciséis años Eloísa conoció a Pedro Abelardo quien era uno de los filósofos más reputados de su tiempo considerado, además, como el gran maestro de teología de la Universidad de París. Eloísa se convirtió en su discípula y, a pesar de la diferencia de edad, ambos se enamoraron y se entregaron tanto físicamente como espiritualmente.
Al paso del tiempo la relación fue descubierta por el canónigo Fulberto por lo que los amantes se vieron obligados a separarse. Sin embargo, ya por aquel entonces, Eloísa estaba embarazada y Fulberto decidió que ambos debían de contraer matrimonio. La gran sorpresa vino cuando la propia Eloísa se negó a ser la esposa de Pedro, pues pensaba que ésto perjudicaría la carrera de se amado ya que, según la moral de la época, el hombre docto debía permanecer célibe para entregarse sin ataduras a sus quehaceres. Finalmente, Abelardo y Eolísa llegaron a un acuerdo, se casarían en secreto, lo cual beneficiaba al marido, que mantenía de cara el público la apariencia del celibato, pero perjudicaba en cambio la reputación de la mujer, sobre quien empezaron a correr rumores insidiosos. A ella no le importó y así lo expresaba en sus cartas:
"Nunca, Dios lo sabe, he buscado en ti sino a ti mismo: tú, no tu concupiscencia. No deseaba los lazos del matrimonio ni esperaba beneficios; y he anhelado no la satisfacción de mis deseos y de mis voluptuosidades, sino, y bien lo sabes, de los tuyos. Sin duda, el nombre de esposa parece más sagrado y fuerte, pero yo siempre he preferido el de amante y, perdóname si lo digo, el de concubina y el de prostituta. Puesto que cuanto más me humillaba por ti, más esperaba encontrar la gracia junto a ti".
Sin embargo, al tío de Eloísa no le hacía ni pizca de gracia la situación e indignado por el deshonor que la situación suponía, empezó a amenazarla y a pegarle para que consolidara su matrimonio. Finalmente, su marido, para protegerla la llevó a escondidas a un monasterio. Fulberto, que interpretó este hecho como un intento de abandono por parte de Abelardo, decidió castigarlo y contrató a un par de sicarios que en la noche cortaron los testículos de Pedro. Éste interpretó el ataque como un castigo divino por haber desatendido el saber en nombre del amor, por lo que decidió cambiar su vida y la de su esposa de manera radical: ambos hicieron votos perpetuos el mismo día, él en la prestigiosa abadía de Saint-Denis y ella en el monasterio de Argenteuil. Desde ese mismo día vivieron separados y en castidad por el resto de sus días, aunque nunca se olvidaron el uno del otro. Abelardo fundó el convento del Paráclito del que ella fue abadesa, y concibió un verdadero programa pedagógico para las novicias y las monjas, basado en su confianza en la sabiduría de la mujer. Ella, por su parte, comenzó a escribirle su intento epistolario en latín, lleno de referencias cultas y de lúcidos comentarios filosóficos y no dudaba en expresar su profundo amor por él: "No sólo los actos realizados, sino también los momentos y los lugares donde los experimenté a tu lado, están tan fijos en mi memoria..."
Separados en vida, Eloísa del Paráclito y Pedro Abelardo fueron sin embargo enterrados juntos. Su tumba se encuentra actualmente en el cementerio del Père-Lachaise de París.
Fuente: Caso, Ángesles: Las olvidadas. Una historia de mujeres creadoras. Planeta, Madrid, 2005

2 de julio de 2011

Revista 26, Teratología


Ya tenemos nueva revista de Ubi Sunt? La número 26. Su presentación tendrá lugar el día 7 de Julio en la Sala de Actos del Rectorado de la Universidad de Cádiz (Calle Ancha) a las 20.00 horas y en la mesa nos encontraremos a Arturo Morgado, Sara Medina y a mí misma. Hablaremos un poquillo de monstruos y pasaremos un buen rato. Animo a todos los que podáis asistir.