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30 de noviembre de 2015

Las mujeres del Emperador II (Isabel de Portugal)

La emperatriz Isabel de Portugal, Tiziano (1548). Museo Nacional del Prado (Madrid)


Hace algunas semanas decidí inciar una serie de entradas dedicadas a las mujeres del Emperador, esto es, Carlos V, a raíz de la importancia que el historiador Manuel Fernández Álvares daba al sector femenino de Carlos. Hablé en primer lugar de Margarita de Austria, la tía del Emperador y su mejor aliada en el gobierno de los Países Bajos. En esta entrada os traigo otra mujer, no menos importante que Margarita y una aliada quizás mayor por el vínculo amoroso que le unía: Isabel de Portugal, su amada esposa, su confidente y su amiga, su regente, su Emperatriz.

La importancia que el historiador madrileño da la Emperatriz queda clara en su biografía sobre Carlos y es especialmente relevante en este párrafo: "De igual modo, como Margarita en los Países Bajos, también Isabel de Portugal supo cumplir con su misión de alter ego del Emperador, gobernando con prudencia Castilla durante las largas ausencias de Carlos V...." Y, es más, el historiador cita al Emperador, quien recordaría la "loable gobernación" de su amada esposa:

"... la experiencia que tenemos de su buena y loable gobernación y administración en la dicha ausencia pasada que hicimos destos Reinos..." (Carlos V a sus vasallos de Castilla, 1 de marzo de 1535)

Isabel nació en Lisboa el 25 de octubre de 1503, hija de Manuel I de Portugal y de doña María de Castilla; nieta, por tanto, de los Reyes Católicos al igual que su futuro marido. Fue una mujer altamente cultivada, propio de su posición, dado que recibió una esmerada educación de marcado carácter humanista. Sabía latín, castellano, inglés y francés; asimismo no se descuidó su formación artística y musical. De parte de madre, además, adquirió una profunda religiosidad y, como dato curioso, debido a su belleza física, trabajó mucho por mantenerla a través de la práctica de ejercicios físicos que la convirtieron en toda una amazona. 

Tras la muerte de su madre en 1517, su vida cambió bruscamente. Su padre le encargó entonces que se ocupara de sus hermanos; sin embargo, tras las nupcias de este con Leonor de Austria -hermana de Carlos V- pasó a segundo plano, aunque sabemos que ambas tuvieron una relación cordial. Su padre fallecería poco después de contraer matrimonio, en 1521, y ya por entonces se llevaba bastante tiempo trabajando por el futuro matrimonio de la princesa y su hermano, el futuro Juan III, con algunos de los hijos de Juana "la loca". Las negociaciones para las nupcias de Isabel con el Emperador no fueron fáciles, todo lo contrario, pues duraron ocho años. Las razones de ello debemos buscarlas en las propias reticencias del Emperador, siempre ocupado con sus asuntos europeos, y con el compromiso que había aquirido con Enrique VIII, rey de Inglaterra, de casarse con su hija María Tudor cuando esta alcanzara la edad apropiada. Finalmente, dado el peso de la dote de la princesa portugesa, en 1522, Carlos mandaría al arzobispo de Toledo, Juan Tavera, para que concretara los enlaces de Juan III con su hermana Catalina de Austria, así como su propia boda con Isabel. El contrato matrimonial fue firmado el 17 de octubre de 1525 y la boda se celebró en Sevilla el 11 de marzo de 1526.


Bajorrelieve de Jian Mone, en el castillo de Gaesbeck, en el que aparece el Emperador abrazando a la Emperatriz



Fue un matrimonio peculiar, y recalco lo de peculiar porque como bien dice Manuel Fernández Álvarez: "un matrimonio que se había efectuado bajo el signo de los intereses políticos (asegurar la frontera occidental de Castilla) y económicos (Isabel aportaba una dote inmensa para la época, 900.000 ducados), pronto se convirtió en un matrimonio de amor, que asombró a los contemporáneos". Es por ello que, quizás, se convirtió en la mejor candidata para ser regente de los reinos españoles cuando el Emperador se veía obligado a cumplir con sus responsabilidades europeas, que no eran pocas. La Emperatriz asumía sus funciones con gran habilidad y no en pocas ocasiones tomaba la iniciativa, aunque sufría amargamente las ausencias de su esposo. No obstante, este depositó en ella toda su confianza, como tal demuestra un documento firmado en 1529 en el que la nombraba "lugarteniente general, gobernadora y administradora", aunque dejando, eso sí, algunas Instrucciones:

"La orden que yo deseo que la Emperatriz y Reina, mi muy cara e muy amada mujer, mande que se guarde y tenga durante mi absencia en la gobernación destos Reinos es la siguiente..." (Instrucciones de Carlos V a la Emperatriz...1529)

La Emperatriz asumió la regencia en varias ocasiones. Ya hemos citado la fecha de 1529, cuando el Emperador macha a Italia para ser coronado por el papa como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico e iniciar su tour europeo que le llevaría a enfrentarse a los Turcos en Viena. También en 1534 cuando marcha a la guerra contra Barbarroja en lo que Fernández Álvarez califica como su primera "cruzada". En 1538 cuando marcha a negociar la paz con Francia... No osbtante, Carlos perdería a su mejor aliada muy pronto, concretamente en 1539 y debido a un aborto. Lo cierto es que la salud de la Emperatriz nunca había sido muy buena, a lo que tampoco ayudaba su continuo estado de gestación. También le afectaba las ausencias del emperador ya que suponía un exceso de carga política pese a contar con un número de consejeros. Todo ello le llevó a su inevitable final el 1 de mayo de 1539. La muerte de la Emperatriz dejó a Carlos profundamente desolado: "Para Carlos V, se había ido algo mucho más que la esposa amante, la madre de sus hijos y la guardiana del hogar familiar. Se había ido también la eficaz colaboradora en las tareas de Estado, su alter ego, la que había gobernado Castilla en sus largas ausencias, la que había demostrado dotes de gobierno, haciéndose querer de sus súbditos españoles, al desempeñar con prudencia y dignidad el papel de lugarteniente imperial..." El mismo Emperador reconocería su tristeza:

"Fue esta muerte de gran sentimiento para todos, principalmente para el Emperador..." (Memorias de Carlos V)

Fuentes:

 Fernández Álvarez, Manuel: Carlos V, el César y el hombre, Barcelona, ed. Espasa, 2105 (primera edición ¿2011?). 

Recurso web: http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=isabel-de-portugal-reina-de-espanna-y-emperatriz-de-alemania [Consultado, 30 de noviembre de 2015]




4 de noviembre de 2015

Las mujeres del Emperador I (Margarita de Austria)


Retrato de Margarita de Austria, Bernard van Orley. 

Estas semanas (y las que me quedan), a raíz del visionado de la serie Carlos. Rey Emperador, he estado leyendo la biografía que del César escribió un historiador a quien yo admiro profundamente, Manuel Fernández Álvarez (referencia completa al final). En ella hay muchos elementos que podría destacar, pero justamente ayer leí un epígrafe que me llamó especialmente la atención y de ahí que haya querido dedicarle varias entradas en mi blog. Este epígrafe trata del enorme equipo imperial de Carlos V, los sujetos que contribuyeron a mantener la maquinaria imperial (maquinaria inmensa y compleja, si me permiten la puntualización). Y en él, el historiador explica lo siguiente: "Este capítulo, dedicado a los hombres de Estado del Quinientos, suele titularse: 'Los hombres de tal o cual soberano'. Mas eso sería impropio tratándose de Carlos V..." ¿Por qué impropio? Él mismo nos lo responde: "dado que con Carlos V la mujer tiene un destacado papel a los más altos niveles políticos". Algo que, tal y como Fernández Álvarez puntualiza, desaparecería con su hijo Felipe II, más dado a confiar en secretarios y validos.

Manuel Fernández Álvarez habla, por tanto, del "sector femenino" y en su opinión lo componían tres mujeres: Margarita de Saboya (o de Austria), tía del César, la emperatriz Isabel, su esposa, y María de Hungría. En esta entrada, por tanto, y empezando por la más mayor, voy a tratar de la "madame bonne tante", tal y como la llamaba el Emperador.


Grabado del retrato de Margarita de Austria por Emanuel van Meteren 


Margarita de Austria nació el 10 de enero de 1480, fue hija del emperador Maximiliano I y de la duquesa María de Borgoña, y hermana, por tanto, de Felipe conocido como El Hermoso. Fue pronto "víctima" de las alianzas matrimoniales practicadas por los principales dirigentes europeos de la época. En un primer momento se pensó que Margarita podría llegar a ser reina de Francia, al acordar su padre el matrimonio con el rey de Francia Carlos VIII a cambio de abandonar sus pretensiones de boda con Ana de Bretaña; pero al final el rey decidió ignorar el acuerdo y optó por casarse él mismo con Ana de Bretaña. Margarita, tras haber pasado 10 años en la corte parisina, pasó a ser la gran desdeñada; aunque no duró mucho su disgusto, porque ya en 1494 (un año después del desplante) su padre inició conversaciones con los Reyes Católicos para proyectar una doble alianza: la de la propia Margarita con el príncipe Juan (heredero de la monarquía católica) y la de Felipe (Su hermano) con la princesa Juana. Algo más de suerte tuvo Margarita en esta nueva alianza, aunque no mucho más, pues el príncipe Juan, ávido de amor, moriría al poco de casados (apenas unos cinco meses después, pues la boda había tenido lugar en abril), el 4 de octubre de 1497. Margarita, que por entonces contaba con 17 años, se convertía en una joven viuda desconsolada (desventurada, como muchos la apodarían) y, para más inri, en estado de avanzada gravidez. Pero ni eso le sirvió de consuelo, pues el embarazo no llegó a buen puerto y la criatura (una niña, según las crónicas) no llegaría sobrevivir. Margarita volvería a casarse en 1501, no ya para ser reina, sino para ser duquesa (duquesa de Saboya para ser más precisos, que era el título que llevaba su marido Filiberto II). Pero el matrimonio no le duraría mucho, ya que volvería a ser viuda en 1504. Y sin hijos que le sirvieran de consuelo.

Quizás fuera esa falta de descendencia lo que hizo que aceptara de buen grado la labor que le encomendó su padre allá por el año 1507, esto es, la de cuidar los hijos que Juana y Felipe habían dejado en Flandes tras marchar a Castilla. Nos referimos a Leonor, Carlos, Isabel y María, quienes por aquella fecha se encontraban ya huérfanos de padre. Al morir Felipe, el gobierno de los Países Bajos había pasado a su heredero, Carlos, quien por entonces apenas contaba con siete años, por lo que se necesitaba a alguien que actuara de regente, y así lo hizo Margarita. Su gobierno se caracterizó por la prudencia y por una política exterior claramente anglófila y recelosa de Francia. En 1515, por obra del ambicioso Guillaume de Croy, señor de Chiévres, Margarita fue apartada del gobierno de Flandes al adelantarse la mayoría de edad del joven Conde de Flandes (título que por entonces llevaba Carlos), aunque nunca fue apartada del todo. Su sobrino siempre insistió en que se mantuviera informada a su madame bonne tante. En 1521, tras la muerte de Chiévres, Carlos V (ya emperador) tendría la necesidad de que alguien gobernase los Países Bajos en su ausencia, alguien absolutamente fiel, que fuera bien visto por aquellos súbditos y con experiencia y talento. Nadie mejor que su tía.


Margarita de Austria, retrato atribuido a Pieter van Coninxloo


Se incia así la segunda fase del gobierno de Margarita en los Países Bajos. De hecho el emperador no visitaría sus dominios en una década (justo el periodo de gobierno de su tía), dado que no sentía la necesidad de visitarlos pues sabía que estaban en buenas manos. Esta, además, ayudaría a su sobrino en la política internacional y alabada es su intervención con la reina madre de Francia, Luisa de Saboya, con la que acabaría concertando aquella paz de 1529, la Paz de Cambrai , que pasaría a llamarse "la paz de las Damas". Según Fernández Álvarez: "Y eso es digno de ser recordado: en pleno reinado de Carlos V, la paz más importante acaso de su reinado logrado por esta insigne colaboradora suya, dando fe de la importancia que tenía el entorno femenino en la política internacional del Emperador". 

Pocos meses más tarde, en 1530, Margarita fallecería en su residencia de Malinas, causando un profundo pesar en el ánimo del emperador, que perdía a su eficaz colaboradora. La regencia pasaría a manos de María de Hungría, su hermana, tal y como tendremos oportunidad de ver en otra entrada. 


BIBLIOGRAFÍA:

Fernández Álvarez, Manuel: Carlos V, el César y el hombre, Barcelona, ed. Espasa, 2105 (primera edición ¿2011?). pp. 239-241

Recurso web: http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=margarita-de-austria-duquesa-de-saboya [Consultado, 4 de noviembre de 2015]. 

17 de mayo de 2015

Mujeres científicas (III): Maria Sibylla Merian y el negocio de los bichos

Maria Sibylla Merian por Jacobus Houbraken (1700)


Maria Sibylla Merian nació en Frankfurt en 1647; era hija del artista y grabador Matthäus Merian el viejo. En el taller de su padre aprendió las tecnicas de la ilustración: dibujo, mezcla de colores, grabado de planchas de cobre. Desde los trece años, Maria actuó de manera informal como aprendiza de su padrastro, el pintor Jacob Marel (Su padre murió cuando ella tenía tres años) y con el aprendiz de su padrastro, Joachim Sandrat. Merian recibió, por tanto, una buena formación en dibujo y en pintura de toda clase de flores, frutas y pájaros, y en particular de gusanos, moscas, mosquitos y arañas.

Curiosamente, fue su formación en este arte la que dio a Merian entrada en la ciencia; el valor primordial de sus estudios de insectos se derivaba de su capacidad para captar con gran precisión de detallle lo que observaba. En los comienzos de la ciencia moderna, habitualmente, las mujeres hacían las veces de observadoras e ilustradoras. El éxito de una mujer como ilustradora se basaba en parte en su capacidad para adaptar a un nuevo campo las habilidades en las cuales las mujeres destacaban.

La educación de Merian se ajustó al modelo típico de la hija de un maestro de gremio, es decir, la hija formada como aprendiza de su propia casa. En 1665 Merian se casó con Johann Graff, uno de los aprendices de su padrastro, y la pareja se trasladó a Nuremberg. Aunque los dos eran pintores, Merian no trabajó como socia en el negocio de su marido, sino que fundó el suyo propio: la venta de finas sedas, satenes y linos que había pintado con flores de su propio diseño. Merian, además, reunió en torno suyo a un grupo de alumnas que eran al mismo tiempo sus ayudantes y aprendizas. 

Merian inició su carrera científica con la publicación en 1679 de su Maravillosa Metamorfosis y Especial Nutrición de la Oruga, un libro que aprehendía en imágenes la transformación de la oruga. Un estudio que surgió como consecuencia de años de observación e investigación. Su segundo libro, Neues Blumenbuch, lo publicó en 1680. Se trataba de un libro de flores, trazadas al natural, que proporcionó diseños para pinturas y bordados a los artistas gremiales. 


Ilustración 38 del Metamorphosis Insectorum Surinamensium

Tras doce años en Nuremberg, Merian regresó a Frankfurt en 1682 para cuidar de su madre, que había enviudado recientemente. Hasta entonces, Merian había vivido con su marido. En 1685 o 1686 lo abandonó y reclamó su nombre de soltera. Los periódicos de la época dijeron que Merian había dejado a su esposo después de veinte años de matrimonio a causa de los vergonzosos vicios de él (no se dicen cuáles). Una edición posterior del mismo periódico retiró esta información, insistiendo, por el contrario, en que la culpa de la separación la tenía Merian. Según esta, y posteriores noticias, Merian dejó a Graff a causa de cierto "capricho" y se trasladó con sus dos hijas a la comunidad labadista, una comunidad religiosa experimental. Según se afirmó, Graff acudió a la colonia labadista en un intento de hacer que Merian y sus hijas volviera a Nuremberg con él. Merian, sin embargo, se negó y Graff elevó el asunto a las autoridades de la ciudad. Merian fue públicamente censurada; al no responder, se otorgó a Graff la libertad para volverse a casar. 

La comunidad labadista empezó a disolverse en 1688; en 1691, Merian, tras la muerte de su madre, renunció a sus derechos cívicos en Frankfurt y se trasladó a Amsterdam donde se mantuvo junto con sus hijas haciendo el mismo trabajo que había hecho en Nuremberg. Al mismo tiempo, prosiguió su labor de ilustración científica, preparando, por ejemplo, 127 ilustraciones para una traducción francesa de la Metamorphosis et historia naturalis insectorum de Joanes Goedaert.

En 1699, a los cincuenta y dos años, Merian y su hija Dorothea zarparon rumbo a la colonia holandesa de Surinam para continuar las investigación de la primera sobre los insectos. Merian estuvo dos años recogiendo, estudiando y dibujando insectos y plantas de la región: reunía espécimenes en las primeras y frescas horas del día y los preparaba por la tarde. A su regreso a Amsterdam, Maria Merian empezó a trabajar en su principal obra científica, la Metamorphosis insectorum Surinamensium. En sesenta ilustraciones, Merian detalló los ciclos vitales de diversas orugas y gusanos y lombrices, polillas, mariposas, escarabajos, abejas y moscas. Una verdadera obra empírica. Además de mostrar la reproducción y el desarrollo de los insectos, las ilustraciones de Merian revelaron a Europa plantas nunca descritas ni dibujadas con anterioridad. Los entusiastas consideraron esta obra como "rara". 

Merian dejó huella en la entomología. Se ha dado su nombre a seis plantas, nueve mariposas y dos escarabajos. La Metamorphosis tuvo un gran éxito. Fue elogiada por multitud de eruditos, incluso por el zar Pedro I de Rusia. La independiente Merian, que escribió extensamente sobre su vida y su tiempo, pidió pocas disculpas por su sexo y sufrió escasas críticas el tipo al que tantas veces se enfrentaban las científicas, al menos mientras vivió. Su obra siguió gozando de popularidad durante todo el siglo XVIII y hasta bien entrado el siglo XIX.

16 de abril de 2015

Mujeres científicas (II): Émilie du Châtelet y la física.

Émilie du Châtelet retratada por Maurice Quentin de La Tour

Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquesa de Châtelet  nació el 17 de diciembre de 1706 en París, hija de Louis Nicolas Le Tonnelier, barón de Breteuil, y de Gabrielle-Anne de Froulay. Su padre era introductor de embajadores de Luis XIV y contaba con antepasados en la magistratura y en las finanzas. Se casó tardíamente con la madre de Émilie y antes de ello mantuvo un largo y apasionado romance con Anne Bellinzani, una inteligente mujer interesada en la astronomía, con la que tuvo una hija ilegítima, Michelle. El barón de Breteuil, además, fue amigo de filósofos y en su salón de París recibía frecuentemente a científicos y matemáticos como Bernard de Fontanelle. Algunos de los personajes que visitaban a la familia, como Mme de Mézières, animaron a Émilie a desarrollar sus facultades intelectuales. Este hecho hizo que Émilie lograra gozar de mayor libertad en la elección de sus compañeros intelectuales, al contrario que otras mujeres de su tiempo como Margaret Cavendish. Aunque esa libertad no impidió que se casará por consideraciones de rango, ya que con 19 años contrajo matrimonio con Forent-Claude, marqués du Châtelet y conde de Lomont, un oficial del ejército perteneciente a una familia ilustre pero muy empobrecida de Lorena.

Después del matrimonio convencional que se esperaba de una mujer de su posición y de tener tres hijos, los intereses de Émilie se centraron de forma creciente en la ciencia. Conoció a Voltaire en París en 1733 y, aunque estaba casada y tenía una buena relación con su marido, desarrolló una relación cada vez más íntima con Voltaire, la cual había de durar el resto de su vida. Las aristócratas de esta época disfrutaban de ciertas libertadas en asuntos de amor; las relaciones extramatrimoniales, si bien no eran alentadas, de hecho eran toleradas. En 1734, las Cartas filosóficas de Voltaire, publicadas en secreto, fueron confiscadas, denunciadas y quemadas públicamente. Bajo amenaza de detención, él y du Châtelet se retiraron al château de Cirey, una finca que les sirvió de refugio. 

En Cirey, Émilie dio comienzo a sus estudios filosóficos sistemáticos. Voltaire, que había desarrollado un gusto por la física newtoniana durante su estancia en Inglaterra en 1728, le presentó a ardientes newtonianos franceses. Hasta 1737, ella, al igual que Voltaire, apoyó a los newtonianos franceses en su lucha contra los cartesianos de la Académie Royale des Scienses. Bajo la tutela de Pierre Maupertis, que accedió a darle clases de álgebra como favor personal en 1734, pronto superó a Voltaire en matemáticas y físicas. Cuando Voltaire empezó sus Elementos de filosofía de Newton en 1736, Châtelet le proporcionó los conocimientos matemáticos que le faltaban. Este periodo marcó la culminación del entusiasmo puramente newtoniano en Cirey. 

En 1737, la Académie Royale des Scienses anunció una competición con premio sobre la naturaleza del fuego y el calor. Voltaire decidió participar, había instalado en Cirey un magnífico gabinete de física equipado con todo tipo de instrumentos. Aunque en un principio colaboró con Voltaire en su ensayo, Du Châtelet decidió en último momento redactar y enviar su propio trabajo, en el cual argumentaba en contra de muchas de las ideas de aquel. Lo hizo sin el conocimiento de Voltaire. Temiendo enojarle, le ocultó su trabajo, escribiendo en secreto por la noche; se mantenía despierta metiendo las manos en agua helada. Su trabajo, a diferencia del de él, se realizó fuera del laboratorio. Como no quería despertar sus sospechas, no volvió al laboratorio para comprobar sus hipótesis. Solo cuando supo que ninguno de ellos había conseguido el premio le reveló su autoría. Aunque ninguno había ganado, Voltaire dispuso que las memorias de los dos fueran incluidas en la publicación de la academia junto con las de los ganadores.

Con esta competición, Èmilie empezó a distanciarse intelectualmente de Voltaire. Había llegado a desconfiar de su radical postura antimetafísica. En este momento, siguiendo sus creencias de que la ciencias naturales estaban incompletas sin algún fundamento metafísico, empezó a trabajar en sus Institutions de physique, en principio concebidas como un libro sobre los principios de la física newtoniana para la instrucción de su hijo, Louis-Marie. De nuevo trabajó en secreto. Había dispuesto que una de sus amigas íntimas llevase la obra al censor y al impresor, a fin de conservar el anonimato. A pesar de ello, la necesidad de obtener comentarios sobre su obra le llevó a mostrarla a Maupertuis, el único de sus amigos que ella consideró capacitado para leerla, no obstante se la presentó como su fueran simples ejercicios en vez de los futuros capítulos de un libro.

La crítica que le hizo su amigo de sus matemáticas le indujo a empezar a buscar un tutor que pudiera concederle más tiempo. Contrató a Samuel Köning que la introdujo en la metafísica leibniziana, donde encontró el marco metafísico que estaba buscando. Köning, sin saber nada tampoco de su obra, le ayudó a rehacer todo el manuscrito hasta que, en noviembre de 1739, vio casualmente algunas pruebas enviadas por el impresor. Considerando que el cargo de tutor estaba por debajo de su dignidad, Köning reveló su autoría en vísperas de la publicación, difundiendo la historia de que él era el verdadero autor, que ella se había limitado a copiar sus notas y  a enviarlas el impresor como obra suya. Cuando este se fue, Émilie no pudo encontrar otro tutor en quien confiar, de modo que terminó el libro sola y lo publicó anónimamente a finales de 1740. 

Tras el fracaso con Köning, volvió al proyecto de presentar las obras de Newton al público francés, la obra por la cual sería más recordada. Su traducción de los Principia mathematica de Newton con un comentario, publicada tras la muerte de Du Chêlet, sigue siendo hoy en día la traducción francesa estándar de esta obra. En 1749 fue a París a concluir su comentario y suplemento teórico en colaboración con Clairut. Sin embargo, pronto descubrió que a sus cuarenta y dos años estaba embarazada del poeta marqués de Saint-Lambert, al que había conocido en la corte de Estanislao. Murió de fiebre puerperal unos días después de dar a luz a su hija (la niña también murió). Antes de morir había confiado el manuscrito de su traducción anotada al bibliotecario de la Bibliothèque du Roi de París. Apareció en 1759 y sigue siendo la única traducción francesa de esta obra. 

"Èmile du Chátelet es probablemente la científica más conocida del siglo XVIII. Conocida por sus contemporáneos como Èmilie, un nombre popularizado por Voltaire, su reputación se basa tanto en su liason con él como en sus propios logros científicos. Como observó un contemporáneo: las mujeres son [...]como las naciones conquistadas [...] toda la originalidad, grandeza y en ocasiones genio que posean se considera solamente como reflejo del espíritu del hombre famoso al que amaron" (p. 101)

Fuente: 

Schiebinger, Londa: ¿Tiene sexo la mente? Valencia, ediciones cátedra, 2004. Traducción de María Condor. pp. 95-101. 

26 de marzo de 2015

Mujeres científicas (I): Marie-Catherine Biheron, una científica en la periferia.

Que las mujeres fueron excluidas de las ciencias no es una novedad. Como bien explica la historiadora Londa Schiebinger en su trabajo ¿Tiene sexo la mente? la mujer siempre ha sido apartada del mundo de las ciencias, pese a que muchas de ellas fueron científicas, es decir, que poseían conocimientos de determinados campos de la ciencia (Historia natural, Anatomía, Física, etc.). Sin embargo, las puertas de academias estuvieron cerradas para ellas y se les negaron cualquier tipo de reconocimiento. La investigación de Schiebinger va más allá de ser una mera enciclopedia de nombres. Como bien indica en la introducción de la misma, no solo ofrece una serie de nombres y biografías sino que ahonda en los motivos por los cuales las mujeres fueron excluidas del mundo científico durante el periodo moderno, un planteamiento que va sosteniendo a lo largo de todo su trabajo. Sin embargo, no es mi intención aquí hacer un resumen sobre su trabajo, más que nada porque sería incapaz de quedarme con un simple resumen; pero sí que quiero dar luz a varias científicas que incluye en su trabajo, a modo de homenaje, para que sus nombres circulen y no se olviden. 

Marie Catherine Bihéron (1719-1795) fue una francesa anatomista conocida, principalmente, por sus ilustraciones médicas y por sus figuras de cera. Fue hija de un farmacéutico francés e estudió arte en el Jardin du Roi (Jardines Botánicos del rey francés) de la mano de Madaleine Basseporte quien, a su vez, trabajaba como ilustradora en el Jardín Royal des Herbes Médicinales. Fue Basseporte quien aconsejó a Biheron que dedicara su habilidad a la ejecución de modelos anatómicos, a raíz de lo cual se convirtió en una de las principales creadoras de figuras de cera de la época. La cera se utilizaba para modelarlo todo, y fue durante los siglos XVI y XVI cuando empezó a usarse para modelar cuerpos humanos para usarlos con fines pedagógicos en la medicina debido a la escasez  de cadáveres para disecciones. El modelado anatómico en cera alcanzó su punto culminante en Italia y Francia durante el XVIII. 

Modelo anatómico en cera realizado por Marie-Catherine Biheron 

Aunque también había hombres que trabajaban la cera, las mujeres destacaban especialmente en el modelado del cuerpo femenino, ya que, hasta el siglo XVIII, el conocimiento y el cuidado del cuerpo fue dominado por la mujer. La obra de la propia Biheron fue elogiada por su precisa y delicada copia de la naturaleza. A Sir John Pringle, médico general de Gran Bretaña y miembro de la Royal Society, sus modelos le parecieron tan reales que exclamó: "No les falta más que oler".

Biheron presentó su obra en varias ocasiones ante los académicos reales de Francia. La primera de estas ocasiones tuvo lugar en 1759, a raíz de la invitación del anatomista francés Jean Morand. En el acta de la reunión se alababa sus producciones por superar a las de William Denoues, el modelador en cera más destacado de las décadas anteriores. También aquí sus trabajos engañaron al espectador haciéndole creer que eran auténticos. Se decía que Biheron imitaba a la naturaleza con una precisión y una verdad que ninguna persona lo había logrado todavía.

Aunque no hay ninguna descripción de los procedimientos de Biheron, se sabe, gracias a los escritos del periodista e historiador francés Louis Prudhomme de la década de 1830, que contrataba a gente para que robase cadáveres al ejército para ella. La cosa distaba mucho de ser agradable. Ya en putrefacción cuando los recibía, los guardaba en una vitrina de cristal en el centro de su jardín. De esta manera, Biheron podía lleva a cabo un estudio pormenorizado del cuerpo humano y alcanzar una perfección asombrosa en sus modelos.


Modelo anatómico en cera realizado por Marie-Catherine Biheron

En 1770, Biheron volvió a París para mostrar a la Académie Royale des Sciences su complejo y realista modelo de una mujer embarazada. La figura reproducía con exactitud todas las fases y mecanismos del parto, complementados por un coxis móvil, una cérvix que se dilataba y cerraba a voluntad y fetos desmontables. El artefacto era especialmente útil para enseñar a los alumnos cómo hacer frente a los partos peligrosos sin dañar a un sujeto vivo. Los modelos de Biheron fueron utilizados por la célebre Anne Le Boursier du Coudray, contratada en la década de 1770 por el gobierno francés para enseñar el arte de la partería a nada menos que cuatro mil mujeres de todas las provincias. 

En 1771, Biheron volvió a exponer su anatomía de cera en la Académie Royale des Sciences, esta vez para complacer al príncipe heredero de Suecia. El mayor honor de Biheron fue la adquisión de sus modelos anatómicos por Catalina la Grande para la Academia de Ciencias de San Petersburgo. Su anatomía artificial acompañó a una colección de instrumentos médicos enviados por Moran desde la parisiene Académie Royale des Sciencies.

Estos éxitos académicos, sin embargo, no se tradujeron en un sillón en la propia academia ni en una pensión del rey. Durante treinta años, Biheron se ganó la vida abriendo su colección a los curiosos todos los miércoles, por la pequeña tarifa de tres libras. También daba clases en sus casa: Diderot y Genlis, por ejemplo, figuraron entre sus alumnos. Sin embargo, según cuenta Prudhomme, fue duramente criticada por los médicos y cirujanos de París por invadir el monopolio de estos. Biheron visitó también Londres dos veces en busca de trabajo pero tuvo poco éxito, si bien sus modelos de cera influyeron en los doctores Williams y John Hunter para que abrieran su propio museo de anatomía comparativa en la década de 1770. 


Fuente: 

Schiebinger, Londa: ¿Tiene sexo la mente? Valencia, ediciones cátedra, 2004. Traducción de María Condor. pp. 49-52.


8 de agosto de 2011

Amantes y reinas. El poder de las mujeres.


¿Qué era mejor en la Francia de la Edad Moderna, ser amante o ser reina? Es la pregunta que te haces después de leer el trabajo de Benedetta Craveri, el cual ofrece una visión de las amantes y reinas que hubo en Francia desde Francisco I a Luis XVI. No se trata de una obra biográfica, sino más bien de un análisis de cada una de ellas, de cómo influyeron en la corte y qué papel jugaron en la política y en la monarquía francesa. Es sorprendente ver el papel que jugaron muchas de ellas y cómo, en ocasiones, las amantes llegaron a tener más importancia que la reina cuyo único papel era de servir de madre del delfín de Francia. A pesar de todo, ser una u otra tenía sus ventajas e incovenientes y ninguna tenía el futuro asegurado.
La obra de Craveri es amena y entretenida. Permite conocer cómo era la corte francesa y cuál fue el papel de determinadas mujeres en la Historia.

2 de agosto de 2011

La Reina Margot


"La Reina Margot" es un film francés de los años 90 protagonizada por Isabel Adjani, Daniel Auteuil, Virna Lisi, Vincent Perez, Miguel Bosé, entre otros. Su guión es una adaptación de la novela histórica de Alejandro Dumas "La reina Margot" y relata los acontecimientos de la masacre de la noche de San Bartolomé y la posterior muerte de Carlos IX.
Margarita de Valois fue hija de Catalina de Médicis y Enrique II de Francia. Su nacimiento y su vida se vio siempre envuelta en las guerras provocadas por la religión: hugonotes vs católicos. Fue una muchacha muy bella y con ingenio, sin ninguna de las taras físicas que sí habían afectado a sus hermanos. Fue extremadamente seductora. Para su madre, Margarita no fue más que otro instrumento en busca de la ansiada "paz", ya había casado a su hija Isabel con Felipe II y a Claudia con el duque de Lorena, era de esperar que el destino de Margarita fuera el mismo. A pesar de ello, se entregó al duque de Guisa pero el descubrimiento de los amoríos con éste provocó la furia de Catalina y la llamó al orden delante de su hermano el rey.
Al finalizar la tercera guerra de religión, Catalina consideró que, en su estrategia de reconciliación entre católicos y hugonotes, había llegado el momento de jugar la carta matrimonial y el 18 de agosto de 1572 dio como esposa a Margarita a su primo Enrique de Borbón, rey de Navarra y jefe del partido protestante. Esta decisión no agradó a Margarita la cual era una católica ferviente. Sin embargo, agachó la cabeza y acató la decisión materna. El rito nupcial tuvo lugar en la plaza de la iglesia de Notre-Dame y, como Enrique se negó a entrar en la iglesia, sólo Margarita asistió a la misa.
Entre Margarita y su esposo no sólo había la diferencia de religión, sino que no había agrado alguno. Enrique no era hermoso, procedía de un medio rústico y espartano, tenía un aspecto descuidado y le disgustaba el maquillaje de Margot.
A los cuatro días de la boda, un disparo de arcabuz hirió al almirante de Coligny -hugonote- cuando salía del Louvre y al alba del día de San Bartolomé, la población parisiense fue despertada por las campanas que tocaban a muerte dando inicio a la matanza de los hugonotes. Un río de sangre separó a los dos jóvenes. Margarita relata en sus memorias cómo vió ella la matanza y cómo un hombre herido entraba en sus aposentos y cómo logró salvar la vida de aquel hombre. Mientras tanto su marido, también hugonte y en peligro de muerte, se hallaba en los aposentos del rey, de nuevo fue Margot quien salvó a un protestante ya que ella misma suplicó al rey por la vida de su reciente esposo y por Armagnac, su paje. El hermano le concedió tal gracia. Estos hecho hicieron que la boda de Margot y Enrique fuera llamada "las bodas rojas".
Tras los hechos Enrique de Navarra fue obligado a abjurar de protestantismo y hacerse católico. Tanto él como ella se convirtieron en prisioneros ya que cuando ella tuvo la oportunidad de librarse del marido no deseado, decidió mantenerse a su lado y negar la posibilidad de anulación que le ofrecía su madre. Es posible que su generosidad, su sentido del honor y la misma concepción del matrimonio, le hicieron ser leal a ese joven esposo que había caído en la trampa de casarse con ella, a quien tenían prisionero en el Louvre y que se veía obligado a vivir codo con codo con los asesinos de muchos de los suyos. Parece ser que entre los esposos se creó una especie de complicidad ante las adversidades.
Como hemos dicho Margarita nunca amó a su marido pero si tuvo una larga lista de amantes. Uno de ellos fue el duque de Guisa, pero uno verdaderamente importangte fue Joseph Boniface de La Mole. Éste fue favorito del duque de Alençon, y partició en la conjura, que previniendo la muerte de Carlos IX,suponía el ascenso al trono del más joven de los Valois -Alençon-. El complot fracasó estrepitosamente, pero mientras que los dos principes de sangre -Alençon y Enrique, ambos Valois- eran intocables, y Enrique de Navarra se libraba gracias a la defensa escrita por Margarita, La Mole y Annibal de Coconat fueron condenados a ser decapitados en la plaza pública. La Mole, aunque torturado, nunca reveló los nombres de sus cómplices ni mencionó a Margarita, aunque todos sabían que formaba parte de la conspiración.
La muerte de La Mole se convirtió en material de novela ¿Es fruto de una invención que, de camino al patíbulo, el condenado confió a la multitud un último mensaje para la mujer amada? ¿Y es verdad que tanto la reina de Navarra como la duquesa de Nevers, amante de Coconat, se cosieron a la cintura, en señal de duelo, colgantes en forma de calavera? ¿Y es verdad que ambas pidieron al verdugo las cabezas de los ejecutados para poder besar sus labios por última vez y darles honrosa sepultura?
La película no es fiel 100% a la historia, como he dicho se basa en la novela de Dumas que convierte a La Mole en un héroe, en la relaci´´on de Margot y La Mole en una verdadera historia de amor. La película cuenta que la muerte de La Mole es otra. En cualquier caso refleja muy buen lo que fue la matanza de San Bartolomé. Aquí os dejo el tráiler:

Informaros que tanto la película como el libro de Dumas podéis conseguirlo en el blog de "Por siempre orgullo y prejuicio" que podéis ver en mis recomendaciones.
Fuente sobre Margot extraída de:
Craveri, Benedetta: Amantes y reinas. El poder de las mujeres, ed. Siruela, Madrid, 2006.

17 de julio de 2011

Cortesanas y eruditas en Venecia (III)


Si hay una cortesana verdaderamente conocida esa fue Verónica Franco. Nació en Venecia en 1546, posiblemente hija de otra cortesana quien le enseñó a usar sus recursos naturales y la capacidad para lograr un matrimonio económicamente beneficioso. Siendo muy joven se caso con un médico rico pero pronto se separó e inició una carrera que la llevó a ser la más famosa de las "cortigiane onesta", es decir, una cortesana intelectual amiga y colega de los mejores escritores y pintores, retratada nada más y nada menos que por Tintoretto, quien fue tal vez uno de sus amantes. Llegó a ser tan famosa que, durante una visita de Enrique III de Francia, los dirigentes de la Serenísima República la eligieron a ella para que el monarca pasase una noche en su compañía: hermosa, refinada y culta, Franco era en efecto la mejor "compagnessa" para entretener a todo un rey. Asimismo aparece en Il Catalogo di tutte le principale et piu honorate Cortigiane di Venezia.
Como literata, inició su actividad ejerciendo de editora en algunas antologías de poemas. En 1575 publicó su propia colección de Rimas, y en 1580, una selección de su correspondencia bajo el título de Lettere familiari a diversi. Franco, que era una mujer fuerte, inteligente, muy bien preparada y, desde luego, atrevida, estuvo en el centro de diversas polémicas y a menudo fue atacada con virulencia. Uno de sus enemigos fue el patricio Maffeo Vernier, a quien ella rechazó. Humillado, Vernier le dedicó ciertos ofensivos que hizo publicar y ciruclar por toda Venecia: Veronica, ver unica puttana. Pero Veronica no dejó de plantar cara a sus perseguidores y supo defenderse a través de sus propios poemas, defendiendo a la vez a todas las mujeres: "¡Pobre sexo de tan mala fortuna,/ siempre en peligro pues siempre está/ sometido y carente de libertad!".
En 1575, durante la epidemia de peste que asoló a la ciudad, Verónica Franco se vio obligada a salir de Venecia y la pérdida de gran parte de su riqueza. A su regreso en 1577 fue acusada de practicar la brujería por la Santa Inquisión así como de permitir que en su casa se jugasen fuertes sumas de dinero, descuidar los sacramentos, comer carne en días prohibidos y hasta pactar con el demonio para lograr que ciertos hombres se enamorasen de ella, acusaciones extensas y variadas que respondían a los prototipos de denuncias ante el Santo Oficio. Pero si el poder de la Inquisición era grande, el de Verónica lo era aún más ya que logró demostrar que todo respondía a un complot en su contra.
En el momento de la causa con la Inquisición, la escritora tenía treinta y un años, edad suficiente en la época para que deterioro físico empezase a abalanzarse sobre ella. Ese mismo año, aquella cortesana que tanto presumía de su condición, aconsejó a una amiga que no empujara a su hija a ejercer la prostitución, ni siquiera la de alto nivel. Tal vez la cercanía de la vejez había cambiado su manera de ver las cosas. A la vejez reflexionó sobre la verdadera situación de las protitutas, amadas en la juventud, repudiadas a la vejez y luchó porque el gobierno de la Serenísima Repúbica fundara una casa de retiro donde pudieran recogerse aquellas mujeres que por voluntad o por necesidad abandonaran el oficio.
Los últimos años de Verónica Franco permanecen sumidos en la oscuridad. Tan sólo sabemos qye murió en 1591, a los cuarenta y cuatro años, cuando el tiempo del humanismo y de las "cortigiane oneste" llegaba a su finm y una ola de fervor religioso contrarreformista inundaba a los países católicos y encerrando a los mujeres aún con más intensidad.
La vida de Verónica fue recogida por Margaretn Rosenthal en "La cortesana honesta" y en 1998 se estrenó "Dangerous Beauty" ("Más fuerte que su destino") protagonizada por Catherine McCormack y Rufus Sewel que cuenta la vida de Verónica basándose en el libro de Rosenthal. Yo la ví hace algunos años y la recomiendo, sobre todo, porque refleja muy bien ese mundo cortesano a la que algunas mujeres se veían forzadas a pertenecer.
Fuente: Ángeles Caso, "Las olvidadas. Una historia de mujeres creadoras".

16 de julio de 2011

Cortesanas y eruditas en Venecia (II)


Otra mujer perseguida a lo largo del tiempo por la fama de cortesana, a pesar de que no haya ninguna prueba al respecto, es la espléndida poeta Gaspara Stampa. Gaspara nació en Padua en 1523 en una familia noble oriunda de Milán. Después de la muerte de su padre, Gaspara Stampa se trasladó a Venecia con su madre, su hermano y su hermana Cassandra que fue cantante profesional.Suficientemente educada en literatura y música, por cuenta de su fuerte personalidad, Gaspara vivió diversas experiencias amorosas libres, que influenciaron profundamente su vida y su producción poética. Ella misma expresaba en su poesía ese carácter libre y ese afán por sentir amor: "¿Qué puedo hacer, si el arder me es fatal,/ si voluntariamente acepto ir/ de un fuego a otro, y de uno a otro mal?". A pesar de todo, nada hace confirmar que recibiese dinero o regalos a cambio de su entrega.
Su poesía, poderosa, original y llena de sensualidad, está casi toda ella dedicada a uno de los hombres a los que amó, el conde Collaltino di Collalto, al placer y la felicidad que su presencia le proporcionaban, pero también al malestar que le causaban sus frecuentes ausencias y desdenes. La relación solo duró tres años y terminó con el abandono de la poetisa quien experimentó una profunda crisis religiosas. Sus Rimas fueron publicadas con gran éxito póstumo en 1554, algunos meses después de su muerte, ocurrida cuando tenía tan sólo treinta y un años.

Contemporánea a Gaspara Stampa fue Tullia D'Argona, aunque de ella sí que hay datos que confirman que era una cortesana aunque no lo reconociese en sus escritos. Tullia nació en Roma en 1510, era hija de una famosa cortesana, Giulia Ferraresa -era muy común el hecho de que las madres transmitieran a sus hijas el oficio de cortesana-. Nunca se supo quien fue su padre aunque se sospecha que pudo haber sido el Cardenal Luigi D'Argona ya que él se encargó de su educación.
Tullia entró en el mundo de la prostitución a los 18 años y destacó por su capacidad para entretener y por su conocimiento perspicaz para la moda. En 1531 se enamoró de Filippo Strozzi, un banquero florentino famoso por haber conquistado a otra famosa cortesana: Camilla Pisana. Tullia atrapó a Filippo de tal manera que él llegó a compartir con ella secretos de estado. Otro amante fue Emilio Orsini quien fundó una Sociedad de Caballero para proteger el honor de Tullia.
A la edad de treinta años, Tullia se trasladó a Venecia y a pesar de la competividad ella llegó a destacar y llegó a enamorar al poeta Bernardo Tasso. Posteriormente vivió en Ferrara y Siena de donde huyó por disturbios civiles. Fue cuando se marchó a Florencia donde llegó a ser asistente en la corte de Cosme I de Médici, Gran Duque de Toscana. Y fue en Florencia donde compuso su famosa obra "Diálogo sobre la infinitud del amor" en el cual, con cierta divertida contradicción respecto a su propia vida, defendía ardientemente la superioridad del amor como un sentimiento invasor de la vida frente al amor puramente físico. Muchas de sus composiciones fueron respuestas a otros poemas que le habían sido dedicados por algunos de los literatos más prestigiosos de su tiempo, lo cual pone de relieve su importancia y el respeto que fue capaz de ganarse. Sus versos a menudo hablan de un amor doliente y arrebatador.
A pesar de su fama como cortesana y como poeta, Tullia D'Argona murió a los treinta y seis años pobre y olvidada, un triste destino que fue muy a menudo el de las prostitutas, incluso las más refinadas: el deterioro físico de la edad terminaba por convertirlas demasiadas veces en mujeres abandonadas por todos aquellos que, durante años, las habían deseado y admirado y habían gozado con ellas.

15 de julio de 2011

Cortesanas y eruditas en Venecia (I)



Para nadie es desconocido el hecho de que a lo largo de muchos siglos, las mujeres han sido sometidas a una absoluta ignorancia. Los hombres, temerosos de que las mujeres adquirieran conocimiento, se esforzaron durante milenos porque las mujeres no accediera ni a una educación básica. La mujer tenía una única función "útil": proporcionar hijos. Sin embargo, como todo en la historia -por suerte-, hubo numerosas excepciones y nuestras páginas están llenas de mujeres que destacaron por su erudición y por "salirse de lo normal". Entre ellas nos encontramos a un grupo de mujeres llamadas cortesanas, una especie de prostitutas de lujo, que en Venecia alcanzaron mucho éxito, no sólo como amantes sino también como mujeres eruditas que participaban en los círculos intelectuales de su época.
Estas cortesanas, en su mayoría poetisas, formaban parte de un grupo peculiar de mujeres de libres y de intensa y original creación lírica. Fue en el siglo XVI cuando surgieron por toda Italia estas "cortigiane oneste". Poseían un gran poder de seducción basado en sus ricas personalidades, formaban parte de los círculos sociales de muchos de los hombres más importantes de la época, nobles, artistas, literatos, pensadores, entre los que a menudo eran significativamente llamada "compagnesse", compañeras, pues ellas acompañaban a aquellos hombres en numerosos aspectos de sus vidas que ellos no hubieran podido compartir con las virtuosas, aburridas e incultas esposas.
Entre ese grupo de mujeres nos encontramos con Barbara Strozzi o Barbara Valle. Nació en Venecia en 1617 y era hija adoptiva o natural -no se sabe con exactitud- del poeta Guilio Strozzi. Estaba muy dotada para la música y fue autora de piezas vocales de altísimo nivel. A pesar de su don, Barbara se negó siempre a parecer ante el público. Cuando comenzó su carrera, a los quince años, los hizo en su propia casa, ante los miembros de la Academia degli Unisoni que había fundado su padre. La presencia de la joven entre semejantes hombres, hizo correr en seguida venenosos sumores sobre su vida sexual. Pronto se le aplicó el calificativo de cortesana. Strozzi, muy afectada por los rumores, respondió a los insultos renunciando a una posible vida pública, negándose a compadecer en ningún escenario y limitándose a dar a conocer su importante obra musical a través de la imprenta.

13 de julio de 2011

Eloísa de Paráclito y Pedro Abelardo, un amor apasionado.

Son muchas las historias de amor apasionado y prohibido que encontramos tanto en la historia como en la literatura. Si nos ponemos a pensar tenemos a Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, Los amantes de Teruel, e incluso, podríamos citar a Kennedy y Marilyn Monroe o el Príncipe Carlos y Camila Parker. Y no se sabe porqué pero estos amores prohibidos y apasionados son los que más suelen gustar.
Andaba leyendo un libro de Ángeles Caso, "Las olvidadas. Una historia de mujeres creadoras", cuando me topé con una historia de amor que me entristeció muchísimo pero que a la vez me encantó y decidí plasmarlo en mi blog. Es la historia de Eloísa de Paráclito y Pedro Abelardo. Según Ángeles Caso "La historia de la pasión de Eloísa y Pedro Abelardo ha sobrevivido durante novecientos añños como un ejemplo de la intensidad y la valentía del amor de una mujer enfrentada a los estereotipos culturales de una época". Eloísa nació en 1102 y era sobria de un canónigo de la catedral de Nôtre-Dame de París, Fulgencio. Este tío suyo se ocupó de su educación y le proporcionó unos conocimientos que raramente poseía una mujer del siglo XII, así, Eloísa sabía latín, griego y hebrero. A los dieciséis años Eloísa conoció a Pedro Abelardo quien era uno de los filósofos más reputados de su tiempo considerado, además, como el gran maestro de teología de la Universidad de París. Eloísa se convirtió en su discípula y, a pesar de la diferencia de edad, ambos se enamoraron y se entregaron tanto físicamente como espiritualmente.
Al paso del tiempo la relación fue descubierta por el canónigo Fulberto por lo que los amantes se vieron obligados a separarse. Sin embargo, ya por aquel entonces, Eloísa estaba embarazada y Fulberto decidió que ambos debían de contraer matrimonio. La gran sorpresa vino cuando la propia Eloísa se negó a ser la esposa de Pedro, pues pensaba que ésto perjudicaría la carrera de se amado ya que, según la moral de la época, el hombre docto debía permanecer célibe para entregarse sin ataduras a sus quehaceres. Finalmente, Abelardo y Eolísa llegaron a un acuerdo, se casarían en secreto, lo cual beneficiaba al marido, que mantenía de cara el público la apariencia del celibato, pero perjudicaba en cambio la reputación de la mujer, sobre quien empezaron a correr rumores insidiosos. A ella no le importó y así lo expresaba en sus cartas:
"Nunca, Dios lo sabe, he buscado en ti sino a ti mismo: tú, no tu concupiscencia. No deseaba los lazos del matrimonio ni esperaba beneficios; y he anhelado no la satisfacción de mis deseos y de mis voluptuosidades, sino, y bien lo sabes, de los tuyos. Sin duda, el nombre de esposa parece más sagrado y fuerte, pero yo siempre he preferido el de amante y, perdóname si lo digo, el de concubina y el de prostituta. Puesto que cuanto más me humillaba por ti, más esperaba encontrar la gracia junto a ti".
Sin embargo, al tío de Eloísa no le hacía ni pizca de gracia la situación e indignado por el deshonor que la situación suponía, empezó a amenazarla y a pegarle para que consolidara su matrimonio. Finalmente, su marido, para protegerla la llevó a escondidas a un monasterio. Fulberto, que interpretó este hecho como un intento de abandono por parte de Abelardo, decidió castigarlo y contrató a un par de sicarios que en la noche cortaron los testículos de Pedro. Éste interpretó el ataque como un castigo divino por haber desatendido el saber en nombre del amor, por lo que decidió cambiar su vida y la de su esposa de manera radical: ambos hicieron votos perpetuos el mismo día, él en la prestigiosa abadía de Saint-Denis y ella en el monasterio de Argenteuil. Desde ese mismo día vivieron separados y en castidad por el resto de sus días, aunque nunca se olvidaron el uno del otro. Abelardo fundó el convento del Paráclito del que ella fue abadesa, y concibió un verdadero programa pedagógico para las novicias y las monjas, basado en su confianza en la sabiduría de la mujer. Ella, por su parte, comenzó a escribirle su intento epistolario en latín, lleno de referencias cultas y de lúcidos comentarios filosóficos y no dudaba en expresar su profundo amor por él: "No sólo los actos realizados, sino también los momentos y los lugares donde los experimenté a tu lado, están tan fijos en mi memoria..."
Separados en vida, Eloísa del Paráclito y Pedro Abelardo fueron sin embargo enterrados juntos. Su tumba se encuentra actualmente en el cementerio del Père-Lachaise de París.
Fuente: Caso, Ángesles: Las olvidadas. Una historia de mujeres creadoras. Planeta, Madrid, 2005

14 de abril de 2010

La Pasión Según Eva (II)

La novela puede estructurarse de muchas maneras y se pueden extraer muchas cosas de ella. Sin embargo, hemos optado por estructurarlo en cuatro partes: las que hacen referencia a las tres vidas de Eva y la enfermedad. A lo largo del paso de esas tres vidas podemos observar que Eva va cambiando, va evolucionado para llegar a su destino: el poder de ayudar a lo que ella consideraba sus descamisados.

La primera vida de Eva ocupa la primera parte del libro (desde la página 11 hasta la 116). Esta primera parte la podríamos considerar como la vida de humillación. En ella conocemos los orígenes de la familia de Eva, su abuela Petrona Núñez a la que se la califica como soldadera, mujer de muchos y de ninguno y con la cualidad de manejar a aquellos hombres temibles que volvían con la visión del desierto en la mirada. Se vincula la fortaleza de Eva con la de su abuela, una mujer que se nos presenta como una mujer de “armas tomar”. Ésta decidió casarse con Joaquín Ibarguren. De dicho matrimonio nació la madre de Eva: Juana Ibarguren. Una muchacha bonita que tuvo la mala suerte de enamorarse de Juan d´Huart, un gringo que se había establecido en Los Toldos para explotar el campo de La Unión. Y decimos mala suerte porque éste ya estaba casado y la familia que formó con Juana no era más que una familia ilegítima a la que mantenía. Era una relación tormentosa y de una de las muchas riñas nació Eva a la que negó su reconocimiento, por lo que fue castigada a llevar el apellido Ibarguren como seña de su origen ilegítimo. Esta ausencia del padre dejaría huella en la mujer que luego se convertiría y en el libro se referirá como “el Hombre” a su padre, ese ser al que apenas conoció. Tras la muerte del padre, Juana empezaría a sufrir una serie de humillaciones iniciadas ya desde el funeral del mismo, escena que quedó grabada en la memoria de Eva. Ante esta situación Juana decide trasladarse a Junín y fue allí donde la pequeña Eva recibe su clases primarias y donde muestra sus primeras aptitudes artísticas. También en Junín Eva conocería a Damián, un anarquista revolucionario que daba discursos a los trabajadores. Fue con Damián cuando Eva tomó contacto con las palabras de revolución, socialismo, marxismo, etc. Aunque aún no conocía sus significados. Si Damián fue su primer amor o no, eso no lo sabemos, algo se deja intuir en el libro, pero desconocemos si esa relación es fruto de la ficción del autor o fruto de la realidad, en cualquier modo el contacto con Damián supuso la implantación de la semilla de “algo” que después florecería.

A pesar del rechazo de su madre de dejarla ser actriz, Eva se impuso y se fue a Buenos Aires a buscar su destino aunque no fuera el que ella creía en ese momento, sino más grande aún.

Lo curioso de esta “primera vida” de Eva es que siempre ha sido ocultada. El autor pone en boca de Eva una frase muy significativa que expresa esa ocultación: No nada verdadero se puede contar. Y es que esta vida fue ocultada primero para ser actriz donde pasa a llamarse Eva Durante y luego para ser la Señora de Perón. De hecho, se cuenta como es manipulada su partida de nacimiento para cambiar el lugar y fecha del mismo. Este hecho en realidad no debe de llamar la atención, Eva no sería la primera ni la última en inventar o modificar su propia vida pues ya desde los faraones egipcios los orígenes son manipulables respondiendo a un fin: justificar o dar una justificación de que se debe estar en el poder. En el caso de Eva, los pilares de su vida se sustentan sobre algo creado.

La segunda etapa (116-160) de la vida de Eva es la de Eva Duarte y Eva Durante. La Eva actriz. No fue una etapa fácil. Con una valija de cartón y durmiendo en pensiones de mala muerte, Eva buscaba cada día su destino, su lugar en el mundo. A pesar de lo difícil de esa vida hay algo en lo que se insiste en el libro y es que ella siempre se mantuvo pura. En esa etapa Eva se forjó como una luchadora, nada ni nadie podía contra ella, ni los múltiples rechazos que recibía. Y su perseverancia pronto tuvo frutos. En 1935 adquiere un pequeño papel en La señora de Pérez donde sus intervenciones fueron consideradas “muy correctas”: A partir de ese momento todo fue ya cuesta abajo. Le ofrecieron pequeños papeles en diversas obras, aunque había épocas de sequía, pero lograba sobrevivir. En 1937 tuvo su primer papel en el cine, y su última actuación en éste, La pródiga, nunca llegó a estrenarse. No fue buena actriz, pero si triunfó en la radio. En 1938 se da cuenta que su lugar es la radio y allí pone voz a grandes mujeres de la historia. Poco a poco fue adquiriendo dinero y poder. El dinero le permitió comprarse un apartamento, el poder le permitió crear un Sindicato de Actores e incluso se deja ver el libro que se vengó de varias situaciones vividas. En cualquier caso, antes de conocer a Perón Eva era ya reconocida por sus actuaciones en la radio.

Su tercera vida (160-347) se inicia en el momento que conoce a Perón en el Luna Park y estará marcada por las consecuencias de dicha relación. El encuentro tuvo lugar el 22 de enero de 1944. Lo curioso del hecho, es que la novela deja entrever que fue Eva el que dio el primer paso por conocer a Perón. Ella sabía que era alguien importante del ejército y no dudó en sentarse a su lado a conocerlo. Perón se enamoró de ella y vivieron juntos en el apartamiento de la misma durante varios años. La novela deja entrever que los años que van desde el 1943 al 1945 son los años de apogeo de ambos, pero también años críticos. Hecho importante es la detención de Perón, y la cobardía de Eva ante este hecho. Sin embargo, esta detención provocó el populismo del propio Perón que se presentaba a las elecciones para ser presidente de Argentina. En ese tiempo se forja el peronismo, pero también se forja la figura de Eva a la que se le considera como una persona educada por Perón. Fue él quien la instruyó y la convirtió en la mujer que fue, pero también ella misma supo crearse a sí misma. Eva participó activamente en la campaña electoral de su ya marido. Este hecho molestó a muchos sectores del ejército, pues era la primera vez que una mujer participaba de manera tan activa. Finalmente, el 24 de febrero de 1946 Perón es elegido presidente y Eva entiende cual es su destino: el poder de ayudar. No duda en crear una Fundación la cual adquiere forma gracias a las donaciones y no duda en dar su más completo apoyo a Perón. Su labor como Señora de Perón, su trabajo con los descamisados, hará que el propio pueblo la presente como candidata a la Vicepresidencia Argentina, cuyo “renunciamiento” fue una decepción para el pueblo. Hecho destacable de esta época es su gira europea donde fue tratada como “jefa de estado”. Quedó conmocionada en su visita a España al ver como la dictadura franquista trataba a los trabajadores, también su visita al Vaticano supuso un cambio en su actitud frente a la Iglesia. Del mismo modo cabe destacar su labor en el feminismo, pues gracias a ella se consiguió el derecho a voto para la mujer, derecho que ejerció ya en la cama del hospital.

La última parte del libro es la enfermedad, esa nube negra presente en toda la novela. Se puede observar una cierta relación entre el fin de Eva y el fin de Argentina que ella y Perón habían creado. Parece como si Eva presintiera el futuro desgarrador que iba a venir con la Dictadura de los años 70. Sus meses de enfermedad fue para ella una carrera contrarreloj cuyo fin era conservar la Argentina peronista. También hay un cierto carácter cíclico en ello, pues Eva siente que con la enfermedad vuelve a ser la chica que llegó a Buenos Aires con la valija de cartón y hace referencia a la enfermedad como “la Ibarguren”. Eva cumpliría con sus funciones hasta último momento, sus últimos discursos (17 de octubre) fueron los más emotivos y su última aparición pública fue cumpliendo su papel como Señora de Perón cuando éste juró su cargo el 4 de Junio de 1952, apenas un mes antes de la muerte de Eva.

Lo interesante de esta novela no es que sea una simple biografía de Eva donde se dan datos, sino que también describe su personalidad y le da voz. La hace cercana al lector, como si ella misma y los que la rodean contaran su vida. Por otro lado, el libro genera una serie de cuestiones al lector, como el supuesto comunismo de Eva, su religiosidad y su actitud ante la Iglesia, su antimilitarismo, etc. Sin embargo, lo que más llama la atención es ese “secreto” que el autor menciona en varias ocasiones a lo largo de la obra pero que no termina de decir qué es dejando al lector con una expectación no resuelta. Quizás sea real, quizás ficción del autor. En cualquier caso está ahí. En definitiva, la obra supone un primer acercamiento a uno de los personajes más importante de la Historia Argentina, un personaje divinizado pero también demonizado, y para nada simple, sino un personaje complejo que anima a saber más de ella misma.

12 de abril de 2010

La Pasión Según Eva (I)

En los últimos días he estado leyendo una novela que me ha permitido acercarme a un personaje histórico que desconocía en su totalidad, permitidme dejar aquí la reseñan y el resumen que he hecho sobre dicha novela, con la esperanza que de ustedes también conozcáis a este personaje:

La Pasión según Eva es una novela que biografía el mito, el personaje histórico casi divino de Eva Duarte Perón. A través de una recopilación de datos históricos que el autor menciona en sus agradecimientos –A través de los años he ido recogiendo las más variadas versiones sobre Eva Perón- la entrevista con personas que la conocieron y la lecturas de libros sobre Eva, el autor ha creado una ficción que da como resultado una novela polifónica, es decir a varias voces, donde cada personaje habla de una parte de la vida de Eva dando la sensación de que, en vez de estas leyendo una novela, estamos viendo un documental donde las distintas personas que de un modo u otro formaron parte de la vida de Eva –personas reales según el autor- nos hablan de manera directa sobre los recuerdos que tienen de Mª Eva Ibarguren, Eva Duarte/Durante, Eva Perón, Evita. Todas diferentes pero todas la misma mujer. Así vemos, por ejemplo, que Posse pone voz a la misma Eva, a Renzi, Marcos Zuker, Juárez, José María Areilza o el Padre Benítez. Lo más curioso de dar voz a estas personas es que el autor lo escribe como si ellos estuvieran respondiendo a hipotéticas preguntas que hace el lector, por lo que éste se convierte en otro personaje más que forma parte de la novela.

Sin embargo, a pesar del carácter coral de la novela, se puede decir que ésta tiene un hilo conductor. Y es que la trama central de la novela son los 9 meses del “via crucis” de Eva. Podemos semejar la Pasión de Cristo con la Pasión de Eva y no cometeríamos ninguna herejía, pues en el texto se deja ver esa semejanza cuando se dice lo siguiente: Señora, siga en su lucha por los pobres, pero sepa que cuando esa lucha por los pobres se emprende de veras, termina en la cruz. La enfermedad está presente a lo largo de la novela y siempre se indica el inminente final. A lo largo de esos nueve meses y a modo de “flashbacks” se va recordando las vidas pasadas de las diferentes Evas.

Todo esto puede hacer creer al lector que se haya ante una biografía y no una novela ficticia, pues son tan fidedignos los datos y los hechos relatados de manera tan real, que pueda confundir al lector. Sin embargo, el autor consciente de este hecho nos regala un epílogo donde pone la voz a Eva durante el secuestro de su cadáver. Secuestro que duró 17 años y que no acabó con esa pasión que los argentinos sentían hacia Evita. Aunque, el hecho de que sea novela no quiere decir los datos expresados no sean reales. La documentación del autor queda demostrada en cada momento.