Sir Walter Scott. |
He estado estos día preparando una clase para el próximo cuatrimestre que gira en torno a la "novela histórica", y me he dado cuenta que por lo general somos grandes consumidores de novelas de este tipo -al menos mucha gente que conozco las lee- pero que se sabe poco o nada de este género que tanto éxito tiene. En primer lugar ¿Qué es novela histórica? En su definición más simple podríamos decir que es aquélla que sitúa su acción (ficticia o inventada) en un pasado más o menos lejano. Pero esta definición se queda corta pues deja de lado una cuestión tremendamente importante, la idea de equilibrio. La novela histórica debe equilibriar los acontecimientos y los personajes históricos con los acontecimientos y personajes ficticios, si se peca de exceso lo que se termina haciendo es una historia novelada, pero si se peca por defecto la novela histórica será únicamente por el nombre y nada más. Lo ideal en una novela histórica es que el peso de la historia y los protagonistas sean ficticios, para que así el autor pueda jugar con ellos pues, al fin y al cabo, la Historia real no podrá modificarla y siempre es mejor tenerla en un segundo plano que en el primero.
Aunque es cierto que podemos encontrar precedentes de la novela histórica con anterioridad al romanticismo, tradicionalmente se ha atribuido a Walter Scott como el fundador de este tipo de género. Aunque más que fundador habría que considerlo como el primero en que dió forma a un género que ya estaba latente. Con Walter Scott se configuran una serie de elementos que luego se repetirían por toda Europa.
Sir Walter Scott nació en Edimburgo (1771) y fue allí donde estudió derecho con el fin de seguir los pasos de su padre. No obstante, a los 25 años empezó a escribir, sobre todo poesia, como una diversión estupenda y feliz. Sus poemas tuvieron relativo éxito, cabe mencionar, por ejemplo, The Lay of the Last
Minstrel que le dio fama o The Lady of the Lake. El éxito con su poesía le impulsó a abrir una imprenta, mas esta pronto empezó a generar péridida y Scott se dio cuenta que debía publicar algo que le reportara ingresos y anónimamente publicó su primera novela: Waverley en 1814. En ella contaba la historia del joven Waverley que se vió envuelto en las luchas de ingleses contra escoceses en el proceso de unificación. El escenario principal es Escocia y se hace referencia a su Historia, sus costumbres y, por supuesto, con una trama romántica de por medio.
Waverley, Walter Scott. |
A
pesar del éxito que cosechó Waverley, el resto de las novelas históricas
que escribió en los siguentes años, todas ellas ambientadas en Escocia, las
publicó anónimamente con temor de que su fama como poeta se resquebrajara. Lo
cierto es que, en realidad, todos sabían que era él autor de esas maravillosas
novelas pero el seguía publicándolas anónimamente ganando el apodo de "el
mago del norte". Y aunque Waverly fue la inauguración de este nuevo
género, la novela que más fama le ha dado a Scott es, sin duda alguna, Ivanhoe publicada en 1819. Ivanhoe fue, además, la primera novela que
escribió que no está ambientada en Escocia sino en la Inglaterra Medieval y
narra la enconada lucha de un hombre para restablecer su buen
nombre y de paso el de la corona. La acción transcurre en una época convulsa, en
tiempos de cruzadas, de encarnizadas luchas entre dos pueblos antaño
hermanados, el sajón y el normando, y el príncipe Juan sin Tierra planea
coronarse rey, aprovechando que Ricardo Corazón de León se halla luchando en
las Cruzadas. Ricardo necesitará la ayuda de un caballero valeroso y ducho en
el campo de batalla, y ese será Wilfred de Ivanhoe. Desheredado por su padre,
desposeído de sus tierras y deshonrado, Ivanhoe tendrá ocasión de reparar las
muchas injusticias de que ha sido víctima. Pero para deberá luchar a muerte en
combate singular, escalar los muros de un castillo, caer herido, ser apresado,
liberado por el vil Robin Hood…, y todo ello al tiempo que tiene que lidiar con
dos mujeres que se disputan su amor, la judía Rebecca de York y la aristócrata
lady Rowena.
Ivanhoe |
Resulta interesante anotar que tanto Waverley como Ivanhoe están ambientadas en un marco temporal convulso. Si el primero narra las luchas entre ingleses y escoceses en el proceso de unión, el segundo trata de los conflictos en la corona inglesa durante el reinado de Ricardo Corazón de León. Y resulta interesante porque el propio Scott vivió en un contexto histórico convulso marcado por la Revolución Francesa, la formación de los grandes ejércitos europeos, el impulso nacionalista, la fuerza de la clase burguesa cada vez más concienciada de la necesidad de conocer la Historia. Quizás, un impulso más para el nacimiento de este género.
El estilo scottiano pronto se extendió por toda Europa y América. En Francia, por ejemplo, tanto Victor Hugo como Alejandro Dumas fueron traductores de las obras de Scott y escribieron su propias novelas tales como Nuestra señora de París o Los tres mosqueteros. En Italia, muchas de sus novelas fueron convertidas en libretos de ópera e influyero sobremanera en el trabajo de Alessandro Manzoni, Los novios. En España también hubo traducciones de la obra de Scott y hubo quien copió su estilo como Mariano José de Larra con El doncel don Enrique el Doliente o Enrique Gil y Carrasco con El señor de Bembibre. En norteamérica nos encontramos con Fenimore Cooper, apodado el Walter Scott americano, cuya novela más famosa es El último mohicano.
Lo cierto es que, aunque Walter Scott tuvo un gran éxito, las criticas no le faltaron y fueron muchos los que reprochaban que la novela histórica del romanticismo carecía de la precisión histórica que se requería para un género como éste, una precisión que se intentó lograr posteriormente con la novela histórica del realismo. No obstante, las novelas de Scott no han dejado de pasar de moda, no han caído en el saco del olvido y aún hay muchos que se acercan a ellas con entusiasmo, y aunque falta la precisión histórica yo me quedo con la defensa que Victor Hugo hizo de los autores de novela histórica: "un novelista no es un cronista".
Cabe decir que Ivanhoe tuvo una adaptación cinematográfica en en 1952 protagonizada por Rober Taylor acompañado con Elizabeht Taylor, Joan Fontaine, George Sander, etc. Y una versión animada del año 1986.
Bibliografía:
Alonso, Amado: Ensayo
sobre la novela histórica. Madrid: Gredos 1996.
Spang, Kurt, coord.: La
novela histórica. Teoría y comentarios. Pamplona: EUNSA. 1998.
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