24 de febrero de 2014

El "Repositorio" de la Royal Society

Catálogo del Repositorio escrito por Nehemiah Grew

El "Repositorio" de la Royal Society fue uno de los aspectos más celebrados y visibles de la mencionada sociedad desde sus orígenes. Para los que no lo sepan, la Royal Society fue una de las instituciones científicas más importantes de la Europa Moderna, surgida con el fin de promover el avance de la ciencia. Fundada en 1662, es una de las sociedades científicas más antiguas del continente europeo y aún hoy mantiene su prestigio. El Repositorio ayudó, en parte,  a la creación del ideal científico de la sociedad y, no solo eso, sino que además se convirtió en una de las atracciones turísticas más importantes de Londres a finales del siglo XVII y principios del XVIII.

Hay que entender que tras la palabra Repositorio se esconde un intento de colección similar a los gabinetes de curiosidades, cuyo fin, al menos para el de los socios de la sociedad, iba más allá de lo meramente curioso. La historia de la colección comienza casi desde los primeros momentos de la sociedad. Desde el principio, ésta acumuló todo tipo de objetos relevantes a su campo de interés y también empezó a adquirir ítem similares a los que se podían encontrar en los gabinetes de curiosidades privados. Por ejemplo, en 1662 Lord Berkeley presentó a la sociedad un ave del paraíso que luego se convirtió en una pieza de colección, y John Evelyn dio constancia de como se había recibido una donación que constaba de una parte de piel de elefante. En 1663, se le otorga a Robert Hook el cargo, o "pseudo cargo", de supervisor del Repositorio.

Las intenciones de crear una colección por la Royal Society quedaron muy claras desde el principio, si bien las ideas que se tenían sobre ello no eran comunes. En 1664 se intentó decidir cual era la mejor manera para elaborar una colección de espécimenes y para ello se le ordena a Christopher Merrett y Walter Charleton la realización de un catálogo en el que se incluyeran todo tipo de animales deseables para el repositorio, tanto exóticos como domésticos, así como una serie de direcciones para la conservación de los mismos. Desde un primer momento, este catálogo pareció dejar claro es que se pretendía crear una colección de fenómenos, tanto exóticos como domésticos, similar a las aleatorias colecciones de curiosidades. Para la adquisición de espécimenes, se le encargó a Thomas Povey (Chairman of the Committe for Correspondance) que procurara para la colección todo tipo de curiosidades, asimismo se le recomendó que estableciera relaciones tanto con Mr. Hubbard, dueño de una de las colecciones de curiosidades más grandes y famosas de Londres, así como con Robert Hubert -alias Forges- dueño de una abrumadora colección, la más grande de toda Inglaterra junto con la Colección Ashmolean (Hoy en el Museo de Oxford). Éste último había sido un hombre que había viajado por muchos lugares y había acrecentado su colección con múltiples objetos traídos de sus viajes, y alcanzó tal prestigio que fue visitado por Charles II y fue una de las pocas que contó con catálogo impreso. Hubert, además, ofrecía guías privadas en su colección y en tres o cuatro idiomas para los embajadores. No obstante, a mitad del siglo XVII, Hubert mostró deseos de vender su colección (a pesar de que siguiera incrementándola con la compra de objetos), y en 1666 fue adquirida por la Royal Society.

A pesar de la adquisición de objetos de gabinetes de curiosidades, la Royal Society no quería convertir al Repositorio en un gabinete al estilo de Hubert. Existía la esperanza, y así se dejaba ver en la Philosophical Transactions, de que el respositorio tuviera un rol más importante en la reforma del conocimiento. El objetivo que se pretendía alcanzar era el de desarrollar una descripción completa y exacta del mundo natural a través de la acumulación de objetos particulares. No obstante, la tensión entre lo "curioso" y lo "científico" siempre estuvo presente, sin estar muy claro cuál de los dos intereses predominaba. Asimismo, las cosas no fueron de acuerdo al plan establecido desde el principio debido a múltiples razones: la impracticabilidad de las aspiraciones, la falta de recurso que impedía no sólo la compra de ítem - el repositorio se alimentaba principalmente de donaciones- sino también el establecimiento de la propia colección que se estuvo moviendo de un lugar a otro, provocando la pérdida o la desintegración de algunos objetos; y también por la conflictividad de valores de aquéllos asociados con la colección

No obstante, el Repositorio, y a pesar de las tensiones y problemas, se convirtió en una colección muy visitada a finales del siglo XVIII y está claro que fue lo extraordinario más que lo ordinario lo que atrajo la atención de los visitantes. Asimismo, contó con un magnífico catálogo realizado por Nehemiah Grew, Musaeum Regalis Societatis. Or a catalogue & description of the Natural and Artificial Rarities Belonging to the Royal Society... (1681), que se caracterizó por su erudición, con largas descripciones de los objetos que formaban parte de la colección, que demostraban que el autor había realizado una amplia lectura de obras de carácter científico, relevante para el conocimiento de los objetos que tenía bajo su custodia.

Fuente:

Hunter, Michael: Establishing the New Science: the Experience of the Early Royal Society, Nueva York, Boydell & Brewer, 1989. Capítulo cuatro titulado: "Between Cabinet of Curiosities and Research Collection: The History of the Royal Society's "Repository".



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