29 de noviembre de 2009

El oso. Historia de un rey destronado.


Hará ya bastantes semanas inicié la lectura del libro cuyo titulo da nombre a esta entrada. Empecé a leerlo de formas escéptica, no sabía que me iba a econtrar, o bien un interesante libro sobre osos o bien un tostón (como suele pasar en muchos libros de historia). Gratamente me he encontrado con un libro ameno que me anima a recomendarlo en mi blog de curiosidades históricas. Y es que la Historia tiene una ventaja que muchas ciencias no tienen, y es que abarca muchos campos. Me explicaré mejor. Un médico, por ejemplo, es un especialista en el cuerpo, o más bien a las enfermedades que tiene el cuerpo, nada más verte sabe qué recomendarte. Sin embargo, su campo de conocimiento no va más allá, o no tiene porque ir más allá. El historiador tiene la suerte de introducirse en el campo de la medicina, quizás no desde una perspectiva médica, pero si estudiar su origen, su evolución, etc. No quiero decir que un historiador sea un erudito y que sabe de todo, yo no sabría decir cuál es el origen del termómetro, pero si que es verdad que tiene la posibilidad de adentrarse en muchos campos.


En "El oso. Historia de un rey destronado", el historador Michel Pastoureau especialista en Historia Medieval, nos ofrece una historia del oso. Pero una historia del oso desde la perspectiva humana, es decir, como cambia la concepción que el ser humano tiene del oso. De esta forma el oso pasa de ser un rey a ser un simple juguete. Para ello, Pastoureau se remonta a la Prehistoria y termina en el siglo XX, haciendo un análisis profundo sobre qué estatus tiene el oso en cada época apoyándose en diversas fuentes: desde estudios sobre pinturas rupestres, hasta la Biblia, hagiografía, cuentos populares, etc. Y todo ello lo acompaña con imágenes que enriquece la lectura y el conocimiento. No quiero hacer un resumen del libro, pues creo que es mejor que os acequeis al libro con solo esta referencia pues, cuando lo leais lo disfrutareis plenamente. Solo quiero dejaros con unas de las historias que os podeís encontrar en el libro:


"Pierre Culet, un campesino relativamente acomodado, vive con su familia en el pueblo de Naves, en la diócesis de Moutiers. Su hija mayor, Antoinette, de 16 años, es de una belleza extraordinaria. A la espera de casarse, ayuda a sus padres en los trabajos de la granja y, cuando llega la primavera, lleva muchas veces las ovejas a pastar a la montaña, lejos del pueblo. Una tarde de abril de 1602, día de las Rogaciones, la joven no vuelve. Todas las búsquedas resulta inútiles. Piensan entonces que tal vez ha sido víctima de un lobo, pero no falta ningua oveja. Sólo más tarde, mucho más tarde, se conocerá su terrorifica aventura.


El animal en cuestión no es un lobo, sino un oso descomunal, de pelaje castaño claro. Al caer la tarde, hizo irrupción en medio del rebaño y se apoderó no de una oveja o dos, sino de la hermosa pastorcita. Se la llevó a su cueva y obstruyó la entrada con una enorme piedra. Allí, la mantuvo secuestrada y luego, presa de un deseo sexual contra natura, violó a la muchacha y la "gozó carnalmente". Ella se desmayó. La veló, la abrazó, la lamió y le manifestó verdadero amor. Pero este amor monstruoso iba acompañado de una relación sexual más monstruosa aún, que la joven tuvo que padecer casi cada día durante su largo cautiverio. El oso la visitaba todas las noches. Durante el día, salía de la cueva y se iba a robar a los pueblos aledaños todo aquello que, según él, Antoinette podía necesitar: pan, queso, fruta y hasta vestidos.


La muchacha estuvo prisionera en la cueva durante casi tres años. A principios de 1605, tres hombres del pueblo decidieron ir a costar abetos a un lugar más alto y más alejado que de costumbre. Pese a la enorme piedra que cerraba la entrada, Antoinnette oyó el ruido de las hachas y, por primera vez hacía mucho tiempo, voces humanas. Gritó. Los leñadores oyeron sus gritos y se acercaron; ella les puedo decir quién era y suplicarles que la ayudasen a salir. [...] Una vez la hubieron lavado, la hubieron cortado el pelo, confesó haber dado a luz un hijo monstruoso, medio hombre y medio oso, al que su padre, al abrazarlo demasiado intensamente, había estrangulado a las pocas semanas de nacer.


A muchos habitantes de Naves les costó creerse el relato de Antoinette y la tuvieron por loca. [...] La misma noche en que Antoinette volvió a casa de su padre, el oso bajó de la montaña y vino a aullar ante la granja de los Culet para exgiri que le devolviesen a "su mujercita". Todo el pueblo estaba aterrado. El oso volvió la noche siguiente. y la siguiente también. Pero esa tercera noche la gente del pueblo lo esperaba. Mataron al oso a arcabuzazos [...] En cuanto a la joven Antoinette, incapaz de reanudar una vida normal, fue conducida a un monasterio alejado del pueblo, y hasta de la diócesis, al fondo se un valle del Delfinado."


Pastoureau, Michel: El oso. Historia de un rey destronado, editorial Paidos, Madrid, 2007.

1 comentario:

  1. ya era hora de ver una entrada nueva por aqui!
    no veash con el oso salido te arrastra a la cueva y no veash! xD

    Un beso tia!

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