22 de julio de 2013

El arte de observar (I)

Daniela Bleichmar hace uso del retrato de Celestino Mutis como ejemplo de la principal labor del naturalista: observar. En ella el naturalista gaditano hace uso de unas lentes para observar un espécimen muy importante: la mutisia.

Cuando leí el trabajo de Daniela Bleichmar sobre las expediciones botánicas del siglo XVIII, leí algo que en un principio me parecía muy obvio: el trabajo de naturalista era observar. Hoy día tendemos a considerar obvias cosas que tenemos muy conocidas y muy asimiladas, si el naturalista no observara ¿Cómo iba a conocer, analizar y clasificar la naturaleza? Sin embargo, nos sorprendería saber que la "observatio" hizo su entrada en el mundo de las ciencias en el siglo XVI. Hasta entonces se había dado prioridad a la "experimentia" debido a su vinculación con la tradición aristotélica. En el siglo XVI el concepto de "observatio" seguía teniendo dos significados que nada tendría que ver con la labor del naturalista; el primero, vinculado con la observancia (seguimiento de unas reglas), y el segundo, relacionado con la visión atenta de unos objetos u hechos.

La "observatio" aún no entraría en el léxico hasta el siglo XVII, pero su plural: "observationes" empezó a usarse como género epistemológico primero en la astronomía y la medicina y, posteriormente, se expandiría a las demás ciencias. Las "observationes" era una forma distinta y autónoma de escribir, un reconocido género erudito que se convirtió en un fenómeno comunitario, es decir, que se nutría de las observaciones hechas por todos aquellos que formaron parte de la llama "República de las Letras".  Las "observationes" nacieron y se forjaron dentro de una comunidad, de una red horizontal de intercambio entre eruditos, y estaban dirigidas al objetivo de intercambiar y circular información dentro de una gran comunidad. Las "observationes" nacieron por la necesidad de compartir el conocimiento con una amplia comunidad. 

Un gran ejemplo de las "observationes" como género epistemológico lo encontramos en la obra de Johann Schenk: Observationum medicarum rariorum donde en 7 volúmenes recopiló observaciones tanto anatómicas como médicas realizadas por autores antiguos así como contemporáneos. Y no sólo eso, sino que además incluyó sus propias observaciones y de todos aquellos "colegas" con los que se había carteado entre los que se encontraba Joachim Camerarius o Jean Bahuin. Lo que define a esta obra, y al género en general, era el énfasis en la colección y la circulación de un conocimiento observacional, visto como una empresa conjunta que unía el pasado, presente y futuros miembros de una comunidad.

Bibliografía:

Pomata, Gianna: "Observation rising: birth of an epistemic genre, 1500-1650" en Daston, Lorraine; Lunbeck, Elizabeth (Eds.): Histories of Scientific observation, Chicago y Londres, University of Chicago Press, 2011. Pp. 45-80.  

 

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